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Los átomos
Homenaje a Mme. CurieVivir es lo más íntimo del mundo.
Es sentir en la piel esa caricia
del aire circundante. Estar despierto.
Despierto de la muerte, estar en vivo.
Haber atravesado los confines
de la nada y venir a establecerse
a esta zona clemente del espacio
donde la enfermedad se llama vida.
Ser entonces lo vivo, lo preciso
esta palpitación inesperada,
este ardor hecho sueño, este trastorno
de placidez, un canto, una plegaria.
Un entretenimiento delicioso
del que nunca sabremos a su hora -
Cirugía plástica
¿Me acompaña, señora?
Es hacia el final del pasillo,
desde aquí se ve la placa:
Salón de Cirugía Plástica.
Me dice que de nuevo
querría ser joven, bella, seductora,
o parecerlo, que viene a ser lo mismo.
Me dice que ya no puede más
con las arrugas, las bolsas,
las patas de gallina,
y que en los cuartos del amor,
aun con luz velada, se ven, señora, se ven
como un paisaje lunar.
Usted quiere la cirugía plástica,
tanto la quiere, mi señora,
que ya se ve en sus senos la turgencia,
y en su piel., ¡oh, la piel, señora mía! -
Del naturalista y la muerte
I
Huellas de astas y cascos, sonrisas
y esperanzas precursoras del año
y escrituras terrestres, del día.
Indicios e informes sobre ciervos y otros prodigios
más herméticos.II
Ángel y búho, en secreto concierto,
volaban juntos, cazaban juntos
ratones y lemures al anochecer.
Solos en el sombrío escalón del poniente,
así hermanos en la ferocidad.III
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Te llamaban el sabio
Lejanos te parecen hoy los días
de campamento en el asedio a Murcia;
olvidaste el aroma del azahar
la luz de las fogatas de tus hombres
y las canciones de los catalanes
y aragoneses de tu yerno En Jaume.
Pero estuviste allí como también estabas
en Jerez en Lebrija en Niebla de Cádiz:
no eres un perdedor pero sí un tanto inhábil
en cuestiones de hacienda y de gobierno;
se te esfumó el imperio alemán que pretendías
pero tuyo es el reino de las artes y letras
el reino de la ciencia y de los astros
de la historia y las leyes. -
Cobijo en la materia
Como un útero inmenso, como un cálido
seno materno, siento
que la materia me cobija. Entro,
al fin, en los estados transparentes.
Llega la luz dormida, llega un árbol
atribulado y la pisada hierba
y la tierra humeante y se deslían
las madejas del aire y llega un agua
aparentando candidez y peces
llegan también y pájaros
picoteando la mañana y llega
mi mano tanteando,
palpando la materia y ella misma
siendo materia y todo se entrelaza, -
Un poema sobre la mala suerte
Cuando nací las esferas y los planetas
se desviaron de sus órbitas.
Si vendiera velas, el Sol no se pondría hasta
el día de mi muerte.
De nada me sirve buscar el éxito porque
se me han torcido los astros.
Si vendiera mortajas, la gente no se moriría.
Si pusiera mi mano en un horno, se apagaría
y nadie lo podría volver a encender.
Si fuera a buscar agua al mar, se secaría,
incluso aunque estuviera lloviendo.
Si vendiera armas, los enemigos haría la paz
y no habría guerra -
La quimera del oro
Si queréis verlo, huid de las estrellas.
No está en el aire,
aunque, a veces, el aire tenga su voz y silbe
en las duras aristas de la noche
su burda copia de las aves.
No está, no está en el agua,
ni en la más honda, ni en las más oscura:
en aquélla que habitan peces ciegos
y el nácar se acobarda de ser blanco.
No, no está ni en la brasa:
el fuego es el Espíritu que cae
en amarillos copos sobre las santas frentes.
La tierra es su elemento. -
Decepción de la alquimia
Cada día, cuando el bote se acerca
a la boca del río, donde vuelca
al lago su corriente helada,
turbia de las cenizas de un volcán
que ardió en el pleistoceno,
mi pensamiento alquímico
espera, no sé, que en la confluencia
pase algo.
Y no pasa nada;
el bote va solo, siguiendo la línea
que separa lo opaco claro
de la profundidad translúcida
y oscura. Se adivinan, allá abajo,
los juncos que nunca asoman -
Espirales encendidas en un hotel de la playa
Espiral en las habitaciones,
sexo mañana, tarde y noche.
La brasa marcha en busca del centro,
un satori, nada: distraída
derrapa en cada curva, y todo es curvo
en este dibujo del éxtasis que envasan
de dos en dos, uno en el hueco
del otro, dando vueltas
en sentidos opuestos.
A los mosquitos los mató el humo amargo,
a nosotros esta manía oriental
de lo simétrico y lo eterno
nos encerró en una pieza de hotel.
Ni siquiera el ruido
del agua que levantan allá afuera
las llantas grabadas con versos
cuneiformes, nos salva: -
La busca de la certeza
De ese modo la acumulación de materia
viscosa y de peso específico mayor
que el de su entorno continente, produce
una decantación inevitable en el seno
de dicho entorno, según la tendencia de las masas
a su lugar natural, tanto más bajo
cuanta su densidad relativa.