Fecha
Autor
Víctor Briones (Laboratorio de Vigilancia Sanitaria - VISAVET. Universidad Complutense de Madrid)

Sanitarios del mundo, uníos

El número del 15 de Junio de la <a href="https://www.science.org/doi/abs/10.1126/science.316.5831.1553a" target="_blank">revista Science</a> incluye un artículo firmado por <a href="http://martin.enserink.net/en" target="_blank">Martin Enserink</a> cuyo contenido es una base fundamental del trabajo que desarrollamos desde hace años quienes nos ocupamos de la Sanidad Animal. El título recoge la iniciativa de las respectivas Asociaciones Americanas de Médicos y Veterinarios para unir esfuerzos en pro de la denominada "<em>one health"</em>, basada en las propuestas de Calvin Schwabe y que se corresponde perfectamente con el clásico lema veterinario <em>Higia pecoris, salus populi.</em>
En resumen, el concepto es extremadamente sencillo: las barreras entre enfermedades animales y humanas son ficticias. Considerando la salud desde una perspectiva más ambiental y global que en una interpretación estrictamente clínica o asistencial, humanos y animales compartimos demasiadas cosas y, especialmente, enfermedades, como para enfrentarlas por separado.
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Foto: Loretahur

Algunos datos. Se consideraba en un interesante estudio (Cleaveland, 2001) que el número de patógenos que afectan a la especie humana se sitúa en 1415, cifra estremecedora pero, por desgracia, permanentemente creciente y por tanto incompleta. Buena parte de estos patógenos son multihospedador, es decir, susceptibles de infectar a otras especies animales sin que exista barrera de especie. Casi dos tercios del total de las enfermedades transmisibles humanas son zoonósicas (61%), es decir, adquiridas a partir de un animal vertebrado. Y además, aproximadamente tres de cada cuatro (77%) enfermedades emergentes (de reciente descripción o reactivación, por ser breves) humanas, son también zoonosis. Es fácil traer a al memoria la influenza aviar, el SARS, Ebola, Virus del Nilo Occidental, fiebre del Valle del Rift, y tantas otras "nuevas" que sumar a las zoonosis clásicas (carbunco, tuberculosis, rabia, brucelosis).

Conviene no olvidar por último que las zoonosis alimentarias son las que reciben más atención, y que son la razón de ser de muchos de los contenidos y actividades de la Seguridad Alimentaria. Salmonelosis, encefalopatías espongiformes, triquinelosis, son nombres que todos asociamos a alimentos de origen animal. En distinta medida y por mecanismos de transmisión que abarcan la hematofagia, ciclos fecales-orales, vías aerógena, alimentaria, o hídrica, los saltos de especie..., los animales actúan como reservorios o vectores de enfermedades para la especie humana y comparten muchas de ellas.

Así pues, la medicina humana sería, conceptualmente, una medicina veterinaria "de especie", tremendamente desarrollada y que trasciende -necesariamente-, a la medicina de otras especies en las que priman aspectos no estrictamente sanitarios o que carecen de otros plenamente humanos. Se habla de medicina bovina, canina, porcina, equina, etc. para aquella práctica veterinaria que atiende a estas especies que presentan, obviamente, componentes sanitarios pero también productivo-económicos (animales de abasto), afectivos (de compañía y de recreo), ornamentales (de zoo y algunos de compañía), investigadores (animales de experimentación) o conservacionistas (fauna salvaje). Pero cuidado, la sanidad de todos ellos es una de las llaves de la Salud Pública como eslabón primario en la cadena de transmisión de las zoonosis, en particular los destinados a consumo humano y los que comparten su hábitat con nosotros. Controlando la enfermedad en los animales, evitamos la enfermedad humana. Recuerden la brucelosis -principal zoonosis en nuestro país- y su marcada disminución teniendo como único origen el control de la misma en el ganado, no como consecuencia de nuevos fármacos, vacunas u otras tecnologías aplicadas al enfermo. Las tasas por 100000 habitantes pasaron de aproximadamente 7 a mediados de los años 90 a menos de 3 en 10 años, cifras coincidentes con la disminución de la prevalencia en ganado ovino y caprino del 2,5% a un 0.5% aproximadamente en el mismo periodo (Fuente: MAPA).

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Foto: jfando

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Foto: elecolo

En todo caso, la iniciativa americana de que veterinarios y médicos establezcan planes conjuntos en relación a estrategias de investigación y lucha contra las enfermedades, no es la primera. En septiembre de 2004 comenzó su andadura la red MED-VET-NET (European Network of Excellence for prevention and control of zoonoses), red de excelencia financiada durante cinco años por la Comisión Europea y perteneciente al Sexto Programa Marco. El principal objetivo de esta red europea es la vigilancia sanitaria de las zoonosis. Consiste, pues, en la mejora de la investigación, prevención y control, especialmente de aquellas de origen alimentario, teniendo en cuenta el concepto

de Salud Pública, la opinión de los consumidores y de otros sectores implicados, a lo largo de la cadena alimentaria, mediante la integración de especialistas veterinarios, médicos y expertos en seguridad de los alimentos. MED-VET-NET está integrada por 16 institutos europeos y más de 300 investigadores. Los centros involucrados incluyen 8 institutos veterinarios, 7 institutos públicos de salud y una sociedad para el conocimiento, procedentes de 10 países europeos. Los participantes españoles de esta red de excelencia son la Universidad Complutense de Madrid, a través del Laboratorio de Vigilancia Sanitaria (VISAVET), y el Instituto de Salud Carlos III, a través del Laboratorio Nacional de Referencia de Salmonella y Shigella. Así mismo, el programa de Vigilancia Sanitaria de la Comunidad de Madrid (S-0505/AGR/0265) recoge idéntica actitud y abordaje ante la cuestión de la Seguridad Alimentaria a través del control de zoonosis, por lo que parece evidente la necesidad de combinar equipos sanitarios de diferente origen con un fin común.

Pero no sólo cuentan las enfermedades transmisibles en la relación entre medicina humana y veterinaria. En particular, hay otras dos actividades de la máxima trascendencia que requerirían de un tratamiento más extenso, pero que deben al menos citarse. Una de ellas es la experimentación animal, tan necesaria e indispensable como lo es su riguroso control: modelos animales de enfermedad, cirugía experimental, animales transgénicos para investigación biomédica...; y, de otra parte, el uso cotidiano de sustancias de origen animal en cosmética o farmacia (colágeno, heparina, y tantas otras).

No obstante todo lo anterior, si adoptamos el término de "sanidad global", las facetas de necesaria colaboración son aún más: toxicología ambiental, contaminación biótica de recursos hídricos, cambio climático como motor de cambios en la distribución de vectores de enfermedad, ocio y transporte como diseminadores mundiales de patógenos, etc., la lista es interminable y requiere no sólo de médicos y veterinarios, sino de otros profesionales con competencias específicas en multitud de campos: sociología, entomología, toxicología, biología, edafología, etc. ¿Imaginan que en estos y otros muchos ámbitos no se colabore mano a mano? ¿Es lícito que en muchos casos no se haga así? Lo razonable ha dado paso a lo exigible: no puede ser de otra manera que trabajando juntos. Un ejemplo magnífico ha sido la influenza aviar, paradigma del concepto de "one health": biólogos, meteorólogos, veterinarios, ecólogos, médicos y alguna otra profesión estudiando una misma situación.

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Foto. The Backgrounders

Así pues, parece evidente que la sanidad inmediata -no futura- estará integrada por varias profesiones estrechamente vinculadas. Pero hay algo en lo que todavía no se ha empezado a trabajar con la intensidad precisa, que es el intercambio sistemático y ordenado de información relevante. Por propia experiencia, en todo tipo de reuniones técnicas, académicas o científicas, cada uno se descubre a sí mismo como ignorado por otras profesiones a la par que averigua la enorme diversidad de actividades que despliegan los otros. Formación es la palabra clave. Es necesario ampliar el currículum de nuestros estudiantes de medicina, veterinaria y otras ciencias de la salud a nuevas materias que escapen un tanto a nuestra visión umbilical y nos permitan aprender de otros campos del saber complementarios a los nuestros. Hay muchos mecanismos (cursos o asignaturas conjuntos, módulos intercambiables, postgrados combinados) y sólo hace falta voluntad, porque la necesidad ya existe.


Referencias

  • Initiative Aims to Merge Animal and Human Health Science to Benefit Both. Martin Enserink. Sciece. 15 de Junio de 2007, 316;1553
  • De la enfermedad animal a la humana. Víctor Briones, Joaquín Goyache y Lucas Domínguez. El País. 3 de julio de 2007, 40

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