SI no creado por mano divina,
pues Darwin algo tuvo que opinar,
y antes Goethe y su hueso,
una pella de barro reseco nos formó,
pero eso no dejó a nadie contento.
No poco progresamos
al insuflarnos un travieso espíritu,
Calibán más que Ariel,
el muy vivo placer del estornudo.
Mas tampoco fue mucho.
Noé fundó la vid
y las cosas pusiéronse tan guapas
que no hubo precisión de otra metamorfosis.