En el norte de Australia, algunas especies de aves rapaces como el milano negro (Milvus migrans), el milano silbador (Haliastur sphenurus) y el halcón pardo (Falco berigora) han sido observados transportando ramas encendidas en sus garras o picos para propagar incendios. El fuego hace salir a presas como insectos, reptiles y pequeños mamíferos, que huyen del humo y las llamas y acaban siendo cazados por los pájaros.
El fenómeno, documentado por comunidades aborígenes desde hace siglos, fue confirmado por biólogos en 2017 en un estudio publicado en el Journal of Ethnobiology. Los autores recogen más de veinte testimonios de incendios provocados deliberadamente por aves, y sugieren que este comportamiento podría ser una forma de caza cooperativa o aprendizaje cultural.