Tycho Brahe
Soy un observador, tomo nota del cielo,
¿Qué es?, ¿también él siente y titubea?,
¿qué lumbre dio calor al corazón
de la materia?, ¿qué claridad abriga lo remoto?
No, no tengo miedo de la noche,
yo cuido la penumbra; ebria de ocasos
mi mirada, de números que flotan
en la niebla de Uraniburg. Mis nieblas
entre Elsinor y Copenhague,
rodando como frutos que el rocío le impone
al mapa que dibujo de este cielo invisible.
Nieblas y lentes, lluvia rumorosa,
vino añejo y hermosos mundos. ¿de qué color,
con qué auroras? Yo los pinto lo mismo que si fueran
girasoles o niñas, o tuvieran un cuerpo y esperanza,
como
si ellos también me amaran.