María Josefa Ortiz García es catedrática de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense, su investigación se centra en el establecimiento de colorantes competitivos para láser, diagnóstico y terapia, así como para aplicaciones quirópticas emergentes.
¿En qué consiste su línea de investigación?
Mi principal línea de investigación desde el año 2008 en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense se centra en el desarrollo sintético de colorantes orgánicos (principalmente de la familia de los BODIPY), avanzados para aplicaciones fotónicas y materiales dentro de los campos tecnológicos de la energía y la salud.
Por ello, nuestros intereses de investigación actuales comprenden el establecimiento de colorantes competitivos para láser, diagnóstico y terapia (incluida la fototeragnosis), así como para aplicaciones quirópticas emergentes.
¿En qué campo se enmarca su invención, objeto de una patente?
La invención reflejada en la última patente con extensión PCT, se refiere a nuevos compuestos con estructura de F-BODIPY con capacidad de acumulación específica en mitocondrias, que exhiben fotocitotóxicidad sin necesidad de involucrar átomos pesados u otros restos funcionales capaces de interaccionar en los procesos biológicos y que presentan potencialidad para el desarrollo de nuevos agentes teragnósticos de uso clínico. Además, implica su procedimiento de obtención y su aplicación como marcadores fluorescentes de mitocondrias, y como agentes fotocitotóxicos para terapia fotodinámica (TFD) y fototeragnosis basados en acumulación en estos transcendentales orgánulos.
En la última década, la terapia fotodinámica (TFD) ha surgido como una herramienta terapéutica para el tratamiento de varios tipos de tumores y ha conseguido despertar un elevado interés debido a que se trata de una técnica mínimamente invasiva. ¿Nos puede explicar en qué consiste?
La terapia fotodinámica (TFD) es una modalidad terapéutica basada en la acción conjunta de tres elementos: i) un agente activable por luz, denominado fotosensibilizador (FS); ii) luz de una longitud de onda adecuada y iii) el oxígeno molecular. Cada uno de estos tres elementos no induce toxicidad de forma individual, pero su actuación conjunta desencadena la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) que dan lugar a la muerte celular.
“La teragnosis constituye un área en crecimiento, siendo considerada como una de las tecnologías de medicina de precisión más prometedoras, principalmente en el cáncer”
Desde su aprobación clínica en Canadá, en el año 1993, la TFD ha demostrado su eficacia en el tratamiento de múltiples enfermedades relacionadas con altas tasas de proliferación celular y, en especial, en el tratamiento de enfermedades neoplásicas. Sin embargo, en la actualidad, la aplicación clínica de la TFD como tratamiento de primera opción sigue siendo limitada. Por este motivo, existen actualmente numerosas investigaciones centradas en mejorar la eficacia de los tratamientos fotodinámicos para permitir una aplicación más efectiva tanto en forma de monoterapia como en combinación con otras modalidades terapéuticas.
¿Su patente nos sitúa ente el escenario de una medicina de precisión?
Totalmente, ya que la combinación de la TFD con el diagnóstico por imagen conduce a la teragnosis, en donde se utiliza un único fármaco como agente teragnóstico. La teragnosis constituye un área en crecimiento, siendo considerada como una de las tecnologías de medicina de precisión más prometedoras, principalmente en el cáncer. Sin embargo, combinar ambas capacidades (TFD e imagen) en un sistema químico biocompatible no es fácil, ya que las propiedades fotónicas requeridas son antagónicas cuando provienen del mismo cromóforo (a mayor eficiencia de fluorescencia, menor fotogeneración de ROS). Las propiedades clave deben ser finamente equilibradas para obtener eficacia en lo que respecta a la visualización de fluorescencia (diagnóstico) y el tratamiento terapéutico (TFD). De hecho, actualmente, el diseño de agentes terapéuticos más inteligentes es uno de los objetivos más desafiantes de la ciencia actual de los biomateriales.
¿De qué manera contribuye su investigación a afrontar los desafíos de la sociedad?
La investigación, desde mi punto de vista, debe tratar de dirigirse a solucionar problemas y desafíos de la sociedad y, lógicamente, se desea y se busca encontrar su aplicabilidad. Los resultados obtenidos en esta última patente han despertado un gran interés en un grupo del UCL (University College London. Institute for Liver & Digestive Health. Division of Medicine) que trabaja en estudios sobre el cáncer de páncreas, y se están realizando ensayos sobre dichos compuestos sobre células de pacientes. Esperamos y deseamos que los primeros y muy prometedores resultados se validen y prosperen.
Cuál debe ser el papel de la universidad, en este caso madrileña, en la apuesta estratégica para generar dinámicas con la empresa. ¿A qué modelo debe tender la universidad del siglo XXI?
En mi opinión, la universidad debería de aumentar su papel como intermediaria entre las empresas y los investigadores, lo que facilitaría que un mayor volumen de los resultados que se patentan pudiera encontrar aplicación. La universidad del siglo XXI debería de considerar seriamente ir hacia un modelo de mayor transferencia en beneficio de toda la sociedad. Las frases “Sin investigación no hay futuro” o “Sin investigación no avanza un país” manifiestan claramente cuál debe ser el objetivo prioritario de un país y lógicamente de su universidad.
¿En qué pilares debe basarse la buena transferencia?
Creo que queda contestado en la pregunta anterior.
¿Qué papel ha jugado en la creación de tu empresa la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) la Universidad Complutense?
¡Ojala hubiera podido crear la empresa! Pero debo reconocer y agradecer el magnífico papel que realiza la OTRI de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Alguna cuestión que quiera añadir?
Únicamente comentar que soy química por vocación desde los 14 años, que disfruto de mi trabajo, y que me considero tremendamente afortunada por haber podido compatibilizar mi pasión investigadora con la docente durante más de 40 años.
