¿Habéis visto el arado
que en su camino engendra
surcos línea tras línea
hasta llenar la tierra?
Y lo que admiro en esto
no es la completa página
y toda la insaciable
actividad para llegar a ella
sino cuando aquel surco
más queda ya acabado
y el tractor duda:
otra línea para ser comenzada
y luego arrastra y gira
la reja a jorro y esa
vuelve también al nuevo
y creciente canal
y cada reversión así
al mitigar la agresión pura
prepara para el concertado
apresurado de la operación,
luego la oscuridad y la frescura
el rocío carcomiendo el intento
abandonado mecanismo
que la consumación contempla.