Las especies utilizan diferentes tipos de respuestas para adaptarse y superar sus limitaciones fisiológicas frente a los cambios de temperatura
Un equipo de investigación en el que colaboran investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) ha analizado la respuesta a los cambios de temperatura de 16 especies de escarabajos coprófagos a tres escalas: la actividad diaria, la actividad estacional y la localización geográfica. Frente a lo que esperaban, las respuestas de cada especie en las tres escalas fueron muy distintas y apenas son congruentes entre sí. Estos resultados ponen de manifiesto que las especies utilizan diferentes tipos de respuestas para adaptarse y superar sus limitaciones fisiológicas frente a los cambios de temperatura. Por eso, para evaluar los riesgos que afrontan las especies frente al cambio global es necesario hacer un acercamiento que analice múltiples variables.
”En este estudio hemos podido comprobar que la temperatura tiene efectos en las tres escalas, pero las respuestas son muy variadas en la misma especie en función de cada una, es decir, las reacciones entre la aparición de la especie y la temperatura a una escala apenas se solapan con las de las otras”, aclara el investigador del MNCN, Joaquín Hortal. “En general, no coinciden ni las temperaturas óptimas, ni el nivel de tolerancia térmica, ni la variabilidad de las temperaturas utilizadas”, continúa Hortal.
Los resultados obtenidos demuestran que, para predecir las respuestas de las especies al cambio climático, hay muchas variables, además de la temperatura, que deben analizarse. “Al responder de manera diferente a la temperatura a distintas escalas, resulta muy difícil determinar si factores que operan a pequeña escala pueden llevar a la extinción a poblaciones locales que, aparentemente, están localizadas en condiciones climáticas adecuadas o si, por el contrario, algunas poblaciones van a conseguir sobrevivir en condiciones climáticas progresivamente más adversas mediante cambios en su comportamiento y periodos de actividad diaria o estacional”, aclara Joaquín Calatayud que actualmente trabaja en la Universidad Rey Juan Carlos.
“Esta complejidad dificulta nuestra capacidad para predecir la respuesta de las especies a los futuros cambios ambientales, ya que su riesgo de extinción e impacto sobre el funcionamiento de los ecosistemas puede ser incluso mayor de lo esperado”, puntualiza Lobo. “Los resultados obtenidos muestran que estas respuestas desacopladas ante los cambios en temperatura pueden suponer un riesgo para la persistencia de las especies si los cambios ambientales son muy grandes o acelerados”, concluye Calatayud.
Referencia bibliográfica:
J. Calatayud, J. Hortal, J.A. Noriega, Á. Arcones, V.R. Espinoza, N. Guil y J.M. Lobo. (2021) Thermal niche dimensionality could limit species’ responses to temperature changes: Insights from dung beetles. Journal of Biogeography, 48, 3072–3084. doi:10.1111/jbi.14263