Introducción a la física
Pensábamos: Después de tanto andar hundiéndonos
por el barro y la grava de las cosas, y el alto
enjambre de los cuerpos voladores, al fondo
será macizo el suelo; la mano, al fin en casa,
palpará la verdad del volumen inmóvil,
oiremos, silenciosos, los Números nativos.
Y entramos, y el temblor y amor de la materia
la hacía enajenarse, estallar de locura,
cegándonos y huyendo en máscaras cambiantes
que dejaban atrás una estela de cifras.
El duro hueso, el núcleo mismo, se desangraba
sin fin en un reguero de golpes y ocurrencias.
Y una severa voz nos dijo: Prohibido
imaginaros algo, pintar en vuestra mente,
recordar las imágenes de la vida y la infancia.
No pongáis vuestra mano en este lomo esquivo.
Humildemente, sólo anotad sus costumbres,
sus chispazos, sus locas carreras, sus apegos.
Si nunca preguntáis de dónde viene y cómo
se llama este fantasma, os servirá rendido:
sobre todo ¡renuncia!, sobre todo ¡silencio!