Tenemos que irnos acostumbrando a un nuevo modo de ver las cosas y a hablar de las partículas atómicas como antes se hablaba de dientes-perlas, labios-rubís y otras micro-metáforas. Así volveremos a ser los saludables tontos de siempre, renovados por una sorpresa provisional. |
Siempre vemos al hombre biológicamente
(las células, etcétera...),
nunca como un conjunto eléctrico de cargas.
Lo que pasa en él brilla, va y se transforma,
no existe en realidad,
se vuelve su contrario más-más, y más sin más.
Don Neutrino y Don Protón, se dicen:
-y usted, ¿qué tal?
Porque presumen de estables
pero ¡qué va!
Hay partículas que existen un instante nada más.
¿Son importantes?
¿son las que me importan o me llevan desde dentro?
¡Bah!
Pues va, y verdad.
¿Qué importa un micro-segundo?
¿Y en qué se diferencia de mí eso
que, bueno, va?
¿Dónde va?
y aunque parezca que dura Don Protón
a lo mejor es por líos, no del todo explicables,
que se trae con Don Neutrón.
¡Porque vaya rara unión!
¿o será una nueva forma del increíble amor?
Moraleja: La de esta fábula como la de todas las que esperan
a los niños de mañana será la solución de un problema
físico.