El gusano de la cera puede degradar el plástico, según había descubierto un equipo de investigación del CSIC, que ahora logró identificar dos enzimas presentes en la saliva de ese lepidóptero que le confieren esa capacidad
La investigación encabezada por Federica Bertocchini del Centro español de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC) y que publica Nature Communications es la primera que resuelve el enigma de cómo la Galleria mellonella puede iniciar el proceso de degradación de uno de los plásticos más usados, el polietileno.
La degradación de este material mediante sistemas biológicos y la reutilización de sus subproductos podría ser una solución futura a la amenaza global de la acumulación de residuos plásticos, según los autores.
El equipo usó para su estudio larvas de gusano de la cera. Bertocchini se fijó en estos gusanos -relata a Efe- gracias a su afición a apicultura, pues es una plaga de los panales.
Hay unos pocos insectos del género de los lepidópteros y los coleópteros que sean capaces de degradar el politileno y el poliestireno, pero la Galleria mellonella lo hace en unas pocas horas y a temperatura ambiente, precisó la investigadora.
El misterio es cómo lo hace. Algunas investigaciones se han centrado en el intestino de los insectos con esa capacidad buscando en las bacterias de su microbioma, pero el equipo de Bertocchini decidió estudiar la saliva de las larvas del gusano de la cera.
La investigadora explica que para degradar el plástico el primer paso es iniciar un proceso de oxidación, “que es lo que hace en el ambiente la luz o el calor”, por el que el oxígeno entra en las moléculas del plástico, pero “tarda mucho tiempo”.
A partir de ahí se produce una reacción en cadena por la que las moléculas de plástico se descomponen en otras pequeñas, las cuales “habría que ver si se pueden reutilizar”.
Las dos enzimas, que pertenecen a la familia de las fenoloxidasas y fueron denominadas Demetra y Ceres, en honor a las diosas griega y romana de la agricultura, son las primeras que se conocen capaces de reproducir el efecto de oxidación en el polietileno, que representa alrededor del 30% de la producción de plásticos sintéticos y se usa en envases alimentarios y bolsas.
Investigaciones anteriores demostraron que algunos plásticos pueden degradarse por medios biológicos, a través de algunos microorganismos, pero se necesita un duro tratamiento previo para iniciar el proceso, por ejemplo usando calor o radiación.
Sin embargo, las enzimas de la saliva del gusano de la cera realizan el paso crucial de oxidar el plástico sin necesidad de ningún tratamiento previo, y lo hacen en solo unas horas y a temperatura ambiente, explicó Bertocchini.
La investigadora señaló que este proceso se ha probado aplicando la saliva de la larva, pero también con enzimas recombinantes hechas en laboratorio, y funciona, lo cual es un paso importante.