¿Es posible, Dios escondido,
que la música
de la lira que tañes
sea el origen del universo?
¿Es posible
que disfraces tus pensamientos
de estrellas, de rocas,
de agua, de animales?
¿Es posible
que los hombres que han existido,
que existen, que existirán,
no sean sino los corpúsculos
que construyen una y otra vez
tu cuerpo infinito?