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Autor
Concepción Sánchez-Moreno González (Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición, ICTAN. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC)

Concepción Sánchez-Moreno González. Premio "Miguel Catalán" de Investigación, 2010

Me gustaría comenzar expresando mi más sincero agradecimiento a la Comunidad de Madrid por la concesión del Premio de Investigación “Miguel Catalán” 2010 en la modalidad de investigadores de menos de 40 años en el área de ciencias. Es para mí un orgullo y una satisfacción enorme recibir este galardón, estando además rodeada de científicos de tan alto nivel como Miguel Ángel Alario Franco, Ignacio Bosque Muñoz y Nuno Garoupa.
Evidentemente, aunque personalizado en mí, este Premio reconoce la labor investigadora de todas las personas que me han acompañado y acompañan de una u otra forma a lo largo del difícil y a la vez gratificante camino de la investigación. Camino que he recorrido en Madrid y en varios centros de investigación en el extranjero, aunque mis raíces estén en Valdepeñas. Mi investigación la he llevado a cabo en el Área de Ciencia y Tecnología de Alimentos, en temas relacionados con alimentos funcionales y nutrición, intentando profundizar y descubrir las claves de la relación, cada vez más estrecha y demostrada, entre alimentación y salud.

Transmitamos a la sociedad la importancia de la riqueza y diversidad de nuestra dieta Mediterránea, así como de los avances en investigación e innovación en el campo de los alimentos funcionales

Somos lo que comemos, ya Hipócrates en el siglo V a. C. decía “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”, dando a entender con ello la importancia de una buena alimentación para el mantenimiento de la salud y el bienestar. La dieta Mediterránea es una de las que más se adapta a los requerimientos de una dieta equilibrada. Este patrón alimentario destaca que la dieta debe ser variada, incluyendo alimentos de todos los grupos, en las proporciones y frecuencia de consumo recomendadas. Además hace hincapié en el consumo de alimentos con moderación, incluyendo la realización de ejercicio físico diario. Es por tanto el óptimo balance de los alimentos, y en consecuencia de sus componentes, el que nos llevará a obtener los efectos beneficiosos para la salud.

Conforme se ha ido avanzando en el conocimiento de la relación entre los componentes de los alimentos y la incidencia de determinadas enfermedades, las recomendaciones dietéticas han ido cambiando y evolucionando. Sin embargo, a pesar de las diversas iniciativas llevadas a cabo con el fin de crear recomendaciones nutricionales para mejorar los patrones de consumo de alimentos, no se ha conseguido el éxito deseado en la disminución del riesgo de dichas enfermedades.

En este contexto, el conocimiento de la variabilidad de los genes relacionados con las enfermedades es fundamental para explicar la distinta respuesta fenotípica de cada individuo a una misma dieta. Así surge la nutrigenómica como una integración de la biología molecular en la investigación nutricional tradicional, estudiando la interacción entre genes y dieta, con un prometedor futuro para el desarrollo de dietas personalizadas.

Evitemos el doble error nutricional en el que estamos cayendo los españoles abandonando la comida tradicional y comiendo más cantidad de la que debemos. En este sentido es muy importante el papel de la educación nutricional, basada en la certeza de que el cambio de los patrones y actitudes alimentarios actuales hacia otros más saludables, que restauren los hábitos perdidos, tendrá una gran influencia en la disminución de la prevalencia de muchas enfermedades, todas ellas muy relacionadas con la alimentación.

Transmitamos a la sociedad la importancia de la riqueza y diversidad de nuestra dieta Mediterránea, así como de los avances en investigación e innovación en el campo de los alimentos funcionales. Existen excelentes grupos multidisciplinares de investigación en la Comunidad de Madrid, y en toda España trabajando de forma conjunta con un objetivo común, la mejora de la calidad de vida de la población a través de su alimentación, siendo ésta una línea prioritaria de investigación, que debe ser potenciada y apoyada desde las entidades públicas y privadas, más aún en estos difíciles tiempos, para seguir avanzando en este camino cuyos beneficios repercutirán en todos nosotros.

Empezaba mi intervención agradeciendo a la Comunidad de Madrid la concesión de este Premio, y quisiera terminar también con algunas menciones especiales.

Agradezco al Presidente del CSIC, Rafael Rodrigo Montero, el haber apoyado mi candidatura y haberme propuesto desde el CSIC como Institución. Es para mi un honor representar al CSIC y por tanto haber conseguido el galardón para esta Institución, en esta modalidad.

Al jurado, que valoró y seleccionó mi candidatura confiando en ella.

Y a todas aquellas personas que, como decía al principio, me han acompañado y a las que lo siguen haciendo a lo largo de mi trayectoria. De todas y cada una de ellas he aprendido y a todas y cada una de ellas les debo el estar aquí, dirigiéndome a Ustedes.

Finalmente me gustaría agradecer a mi familia su incondicional apoyo, a mis padres y hermanos; y especialmente a mi marido Antonio y a mis hijas, sin ellos nada sería igual.

Muchas gracias a todos por su atención.

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