Fecha
Autor
Netz, Reviel; Noel, William. Editorial Temas de Hoy. Madrid, 2007. 400 páginas

El Código de Arquímedes.

EL CÓDIGO DE ARQUÍMEDES O ARQUÍMEDES COMO PALIMPSESTO<br> Nuevas revelaciones sobre el gran científico griego Reseña realizada por David Barrado y Navascués <br> LAEFF-INTA

Arquímedes a Eratóstenes: ¡Saludos!

Así inicia Arquímedes su carta a Eratóstenes, uno de los grandes científicos de la Antigüedad y uno de los pocos a quien el matemático heleno, nacido y asesinado en Siracusa, Sicilia, consideraba digno de sus trabajos, además de su amistad. En esta carta Arquímedes incluía su tratado El Método. Eratóstenes era el responsable de la biblioteca de Alejandría y tal vez Arquímedes pensó que su gran obra quedaba en buenas manos. Desgraciadamente, este templo del saber sufriría con el devenir del tiempo incendios y saqueos. Gran parte de las obras de científicos, filósofos y literatos han desaparecido debido a los males de la guerra y del tiempo. Entre ellos varias obras de Arquímedes... hasta ahora.

En buena medida, los trabajos de Arquímedes fueron redescubiertos, como tantos otros, en el Renacimiento o poco antes. Entonces salen de la obscuridad de bibliotecas monacales los textos escritos en griego, para ser copiados en latín y ser distribuidos y comentados por autores en Occidente. Lamentablemente, en muchos casos los originales se han perdido, y solo nos han llegado copias de copias, traducidas de un idioma a otro. Por tanto es muy difícil reconstruir la intención original del autor, incluso cuando el texto nos ha llegado completo y no solo en fragmentos.

Los trabajos de Arquímedes representan un caso típico. De él se conocen obras originales en griego en tres códices distintos (denominados códices A, B y C), citados en diferentes archivos históricos. Los dos primeros se perdieron después de ser traducidos y copiados. El códice B fue el primero en desaparecer en la noche de los tiempos, ya que la última vez que alguien lo leyó y dejó constancia fue en 1311. El último registro del código A fue en 1564. En cuanto al tercer código, reapareció milagrosamente en 1906, en un convento ortodoxo, el Metochion, en Constantinopla. Fue el investigador alemán Heiberg quien lo encuentra y lo identifica correctamente, sobrescrito como libro de oraciones. Es el Palimpsesto de Arquímedes.

"El código de Arquímedes", escrito por dos de los investigadores que han liderado el descifrado con técnicas modernas del palimpsesto, nos cuenta tanto las vicisitudes del código C, como la propia historia de su restauración y análisis, como las implicaciones para la crítica del papel del matemático en el desarrollo de la ciencia. Es muy rico en información, gran parte de ella muy interesante. Desafortunadamente, está contado de una manera innecesariamente enrevesada y poco atractiva. De hecho, los autores pretenden dar un aspecto novelesco al palimpsesto y su relación con él, comenzando en su subasta en Nueva York en 1998. Casi diríamos que han pretendido escribir una novela de detectives y aventuras, pero fallan a la hora de mantener la tensión. Estas técnicas literarias, o se usan adecuadamente, o es mejor ser más convencional. Sobre todo cuando se tiene una historia tan maravillosa como la del manuscrito y el excelente trabajo de investigación que aún hoy en día continúa con él.

El libro en sí está escrito de manera pobre, y es bastante sesgado. Para sus autores los filósofos posteriores a Plantón no son más que notas a pie de página. Otro tanto ocurre con Arquímedes, quien según ellos puso las bases de la ciencia y el resto de los científicos posteriores se han limitado poco menos que a rellenar los huecos que el heleno dejó. Por otra parte, es posible identificar errores de traducción y otros conceptuales en la parte que describe la matemática o la física.

Sin embargo, el libro tiene numerosos puntos interesantes, que hacen que su lectura sea recomendable. Es muy informativo en lo que respecta a lo que es un palimpsesto, cómo se reutilizan los códices hechos en pergamino, o las técnicas usadas para hacer tinta y borrarla. Por otra parte, permite integrar el conocimiento de la historia que tenga el lector (especialmente la del Mediterráneo) con la evolución cultural, de los gustos y de las necesidades de las élites; y las implicaciones que ello ha tenido en la conservación de determinados textos o autores.

El libro proporciona abundante información sobre el trabajo de Arquímedes, tanto lo que ya se conocía como sobre lo que el palimpsesto permite leer y comprender por primera vez. Mi propia visión de este genial científico ha cambiado completamente y creo que comienzo a comprender la verdadera relevancia de sus trabajos. También proporciona una visión global de la ciencia del periodo, especialmente de las matemáticas, y de las técnicas que usaba, lo cual resulta bastante enriquecedor. Además, permite redescubrirle a él como hombre, con una historia personal, con un contexto cultural, histórico y político. No se puede evitar pensar que él, Arquímedes, es un palimpsesto también, con sus múltiples capas de significados.

Finalmente, el texto permite realizar varias reflexiones sobre la cultura y la historia en general. En primer lugar está el derecho de un individuo a poseer obras únicas. En este caso el palimpsesto de Arquímedes se ha encontrado con un mecenas que lo compró en pública subasta y ha pagado por su restauración y estudio. Sin embargo, la mayor parte del daño recibido por el mismo, incluidas falsificaciones sobre sus páginas, añadiendo ilustraciones para hacerlo más atractivo, se ha producido durante el siglo XX. Solo hay una forma de garantizar la conservación adecuada de obras únicas que pertenecen al legado cultural de todos: en museos y bibliotecas públicas adecuadamente catalogados y controlados, con suficientes recursos económicos y humanos. La segunda es que la cultura es una víctima de la guerra (especialmente de las dos guerras mundiales en el caso europeo), pero también del mercado del arte, tan nefasto. Finalmente, existen decenas, tal vez centenares de manuscritos y palimpsestos escondidos en bibliotecas públicas y privadas. En muchas ocasiones escritos en árabe, esperando un Heiberg que se fije en ellos, que los fotografía, que los publique. ¿Cuántas obras únicas se creen perdidas para siempre, y solo están esperando en la negrura de un anaquel polvoriento? Lamentablemente, es ahora, cuando tenemos los medios técnicos adecuados para recuperarlas, cuando más rápidamente pueden desaparecer definitivamente debido a los conflictos, al ignorancia, las limitaciones políticas, y a la rapiña de unos pocos.

Termino recomendando nuevamente el libro, no sin lamentar que no hayan hecho un mejor uso del extraordinario material literario con el que se han encontrado. Aun así, la historia es fascinante, digna de ser contada y leída.

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