Entrevista con Mariella Mischinger, investigadora del instituto IMDEA Networks, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia el pasado viernes
El último informe “Científicas en cifras” (Ministerio de Ciencia e Innovación) destaca que, aunque las mujeres son el 56% de las universitarias, en áreas como la ingeniería o la tecnología solo representan el 25,4%. Y el informe «She Figures 2021″ (Unión Europea) apunta que las mujeres no llegan a una cuarta parte de los doctorados en el sector de las TIC (un 22 %).
La joven investigadora Mariella Mischinger es un ejemplo de vocación científica. Estudia un doctorado en IMDEA Networks donde investiga en el campo de ciberdelitos, después de su paso por la Technical University of Munich donde realizó el grado y el máster en Ciencias de la Computación. Mariella, que trabaja en el Grupo de Ciberseguridad (enfocado a la prevención y respuesta ante todo tipo de amenazas cibernéticas), dirigido por el Dr. Guillermo Suárez-Tangil, aporta su opinión como mujer investigadora en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero.
¿Qué te motivo a estudiar una ingeniería?
Cuando terminé el bachillerato, pensé inmediatamente en estudiar informática, porque me gusta la lógica que hay detrás. Y también me pareció fascinante cómo este campo proporciona soluciones increíbles a los problemas en este ámbito digital tan abstracto. Pero no estaba aún segura de que los estudios fuesen los más adecuados para mí. Algunas personas a las que les hablé de la idea de estudiar esta materia, me preguntaron si estaba segura porque este campo “es tan difícil” … Además, me estaba comparando con otras personas que decidieron estudiar lo mismo.
¿Te condicionó que hubiese pocas mujeres en tu campo?
“Las niñas deberían estar en continuo contacto con la tecnología y la ciencia desde muy pequeñas para que aprendan que no es algo solo para niños”
Todos eran hombres y muchos de ellos ya tenían mucho conocimiento en el área, ya que comenzaron a programar en su adolescencia, algo que yo no había hecho. Por lo tanto, parecían mucho mejores que yo, lo que me hizo dudar si yo era apta para este campo. Al final, decidí hacerlo y fue absolutamente correcto para mí. Considero importante no compararse ni pensar en lo que los demás esperan de una: tu interés es mucho más importante y encontrarás tu propio camino.
¿Por qué crees que no hay más mujeres que realicen carreras STEM?
Cuando era más joven tenía la sensación de que la tecnología y la ciencia se presentaban a menudo de forma aburrida. Pero en realidad, puede ser muy creativa, como, por ejemplo, cuando hay que averiguar una solución a un problema o, aún más evidente, cuando la tecnología se aplica en las artes visuales. Además, a veces sigue existiendo la impresión de que la ciencia y la tecnología son “cosa de chicos”. La situación está mejorando poco a poco, ya que cada vez hay más mujeres que toman este camino, convirtiéndose en modelos de conducta para las más jóvenes. Pero aún queda mucho camino por recorrer. En mi opinión, esto también se refuerza en la dirección opuesta, con menos hombres que mujeres que realizan carreras sociales, ya que las profesiones sociales son más bien «cosa de chicas». Estas asignaciones de roles sociales siguen estando muy presentes y hay que cambiarlas.
¿Cómo incrementarías el interés de las chicas en la ciencia y la tecnología?
En mi opinión, las niñas deberían estar en continuo contacto con la tecnología y la ciencia desde muy pequeñas hasta la edad adulta. Es importante que aprendan que no es algo solo para niños. Todavía veo muchas niñas pequeñas que juegan con muñecas, caballos y cosas de princesas. Esto está bien, pero es fundamental regalarles también “juguetes técnicos para niños”, como una caja de herramientas o coches.
La sociedad, por lo tanto, tiene mucho que aportar en este sentido…
Sí, por supuesto. Cuando piensas en personas de éxito en el campo de la ciencia y la tecnología, te vienen a la mente sobre todo hombres. Creo que es muy importante que la escuela y la televisión también cuenten historias sobre mujeres exitosas que han marcado la diferencia en el mundo científico. Esto es esencial para que las jóvenes se inspiren y adquieran confianza en sí mismas para pensar que ellas también pueden hacerlo.