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80 veces nadie
Habrá viejos y viejos, unos
vueltos hacia la decrepitud y otros
hacia la lozanía, yo estoy
por la lozanía, el cero
uterino es cosa de los mayas, no hay cero
ni huevo cósmico, lo que hay en este caso
-y que se me entienda de una vez- es un ocho
carnal y mortal con mis orejas de niño para oír el Mundo,
un ocho
intacto y pitagórico, mis hermanos
paridos por mi madre fueron ocho, los pétalos
del loto, la rosa de los vientos, lo innumerable
de la Eternidad, mi primer salto al vacío -
Ciencias naturales
I. PRIMAVERAEn la cocina en un jarrón se quema
en olor para hacerse
oh ceniza marchita
directamente al cubo de basura
un manojo de flores
cogidas en el campo por mi hermana
todos los de la casa
-de ello indicio
es el rastro de pétalos que albergan
las acrílicas fibras de la ropa-
han abrazado el ramo han exhalado
su perfume no tiene
que ver en absoluto con parisdelafrancia:
parte son solidarias
inflorescencias de mimosas, ojos
amarillos provistos
de múltiples pestañas grisverdosas. -
Octavas
XIAl salir del espacio me encuentro
En el jardín abandonado de las cantidades,
Y rompo la constancia aparente
Y la conciencia de sí mismas de las causas.
Y tu libro de texto, infinito,
Leo solo, prescindiendo de los hombres;
Libro sin hojas, de salvaje curandero,
Compendio de problemas de enormes raíces. -
Si dios hubiera muerto
Si Dios hubiera muerto
y no fuera más que espacio hueco sin volumen
o tiempo retorcido girando por el universo
Si no fuera más que un estallido gigantesco
o el mismo centro de la nada
o una explosión de antimateria
surgida por azar del punto cero
Si no fuera más que fantástico polvo neuronal,
vana sensación de absoluto en el lóbulo parietal
o un protónico deseo
girando por el cerebro
Si fuera tan sólo tensión interna y miedo,
terror ante la oscuridad extrema
o la lucha encarnizada entre la vida y la muerte -
El contador de arena
Cuando ello es posible, uno debe contar.
Karl Friedrich GausPuedo contarlo todo, como Arquímedes,
¡y aprender tantas cosas mientras cuento!...
Los granos de arena necesarios para llenar
el universo de Aristarco de Samos, o el de Einstein,
-que son, por cierto, más o menos los mismos
a pesar del tiempo transcurrido entre ambos-,
las manzanas que tiene el árbol de la ciencia,
la cantidad exacta de gotas
con que la lluvia me acaricia
esta tarde de invierno. Puedo
decir, sin temor a equivocarme, -
El de ciencias naturales
No puedo recordar
su rostro
estaba de pie frente a mí en lo alto
al final de sus largas piernas separadas
veía
su cadenita de oro
su gris levita
y su flaco cuello
al que estaba prendida
una inerte corbata
fue el primero que nos enseñó
el anca de una rana muerta
que pinchada con un alfiler
violentamente se contrae
él nos introdujo
a través de un microscopio dorado
en la vida íntima
de nuestro bisabuelo
el paramecio
trajo un obscuro grano
y dijo: cornezuelo
instigado por él
en el décimo año de mi vida -
Conocimiento
Tú sabes cómo creo
saberte entera; tú
sueñas con que me sabes.
Uno tú y uno yo: fuéramos 1...
Y pronto es 2. Me dices
tanto mejor así con tus ojos oscuros,
tanto mejor así, los dos libres y juntos.
¿Tal vez uno + uno?
Pequeña matemática de amarnos:
extraña tu certeza de ser mía,
sueño en vela esta fe en que seré tuyo. -
Gozos cibernéticos
Aquí estoy: venada sobre el pasto azul.
Los horizontes son planos luminosos
por los que cursan ríos secretos
arroyuelos por donde corren inquietas descargas eléctricas
-cifras digitales preñadas de cotidianos pensamientos.
Podemos hablar. Zambullirnos en formas geométricas.
Traspasar a conductores minúsculos el gesto de la risa,
acariciar las ideas en su incesante movimiento.
En el misterio interior de la máquina
imagino una ciudad donde soy oráculo y diosa,
principio y fin. Donde la electricidad fluye con mi deseo de vivir -
Super-ciencia
Por medio de los microscopios
los microbios
observan a los sabios -
Microfilm del abismo
Como reír es además de reír purificar
sabiduría, me estoy yendo
desafinado de esta envoltura lujuriosa
de uñas y meses a otro número
del que empiezo a ser parte, un número
dijéramos menos abusivo sin tanta
farsa de inmortalidad, fresco el olorabstracto a seso velocísimo, exactamente como el río
cuya figura no es el agua; el engaño
es el agua pero él
no es el agua; lo ilusorio
es la palabra agua.