-
Me siento nuevo, realmente nuevo, juvenilmente mortal.
No hace falta ser un héroe para morir con alegría.
Cambio mil emociones por el esplendor
físico de un electrón.
Cambio mil sentimientos bailando en el yo-yo
por un hecho.
Cambio mi larga historia de recuerdos y esperanzas
por lo instantáneo y total.
Cambio el alma duradera que me duele
por el que fui y no será.
Cambio el que fui, el que pensaba (¿qué?)
por una velocidad.
-
Como negro búho
disuelto en la oscuridad,
observo deslizarse la tierra en el espacio
milimétricamente
bajo el cielo lunar.
Siento cómo arrastra mi vida hacia delante,
trigonométricamente,
entre una inmensidad de planetas encendidos,
que vuelan sobre el bosque donde vivo,
según matemático azar.
Todo palpita nocturnamente
con su propio ritmo y dirección.
Fluye la materia,
abriendo sus electrónicos nudos,
volviéndose sueño y consciencia,
respiración.
Testigo de mi instante
en esta encrucijada de microscópicos circuitos,
siento que
-
La poesía tiene una sola realidad: el sufrimiento.
Baudelaire lo atestigua, Ovidio aprobaría
afirmaciones semejantes.
Y esto por otra parte garantiza
la supervivencia amenazada de un arte
que pocos leen y al parecer
muchos detestan,
como una enfermedad de la conciencia, un rezago
de tiempos anteriores a los nuestros,
cuando la ciencia cree disfrutar
del monopolio entero de la magia.
-
La tierra, un astro esferoide y opaco
alrededor del sol.
El sol, un millón quinientas mil veces mayor que la Tierra
(como si eso importase)
girando horrorosamente insistente
y hay quien cuenta todavía las vueltas
que daría si estuviera dando vueltas siempre.
Has estudiado el oriente del sol,
el mediodía, el occidente,
incluso saben cuántos Km. de circunferencia
tiene la tierra. Yo sólo sé
que mis experiencias con naranjas y agujas
y el movimiento de rotación se acabaron con mi madurez,
-
(Fragmento) Si algo se me cae desde la ventana
(aunque no sea sino lo más pequeño),
cómo se precipita la ley de la gravedad...
sobre cada pelota, sobre cada grano,
y los arrastra hacia el centro del mundo.
Cada cosa está protegida
por una bondad pronta a la huida.
Solo nosotros en nuestra soberbia, nos apresuramos
A rebasar las conexiones que nos son propias,
Hacia el espacio vacío de una libertad.
-
Don Segismundo Freud,
tras arduo estudio,
descubrió lo que al otro le costó un verso:
el delito es haber nacido.
-
Si erais por fin del reino de los ángeles,
¿a qué volver al de los hombres?
El alto umbral del tiempo se atraviesa
de una vez para siempre.
Grande era vuestra patria en esta tierra,
aun más grande en el cielo.
Las tres almas aladas no sentían
la vil materia ni su pesadumbre.
El corazón marcaba ya otras horas,
iba al compás de otras estrellas.
¿Cómo volver al tiempo de los hombres
desde la eternidad?
 
-
YO soy.
Tú eres.
Él es.
Nosotros somos.
Ellos son
Pero si me creéis, allá vosotros.
-
Aunque no sea muy estimulante, pensemos en lo que dice
Charles de Koninck: «¿Qué sabíamos del hombre antes de
averiguar que era un conjunto de cargas eléctricas?»
No hablemos de como hombres, sólo como elementos,
quizá micro-sujetos,
y aun así pasajeras fijaciones de un campo
de ondulación perpetua.
No más cordialidad, sinceridad en ascuas,
no más humanidad supuesta, ni mentiras.
Tratemos de entender la minúscula parte
que somos en el todo.
No vayamos a los otros comiendo corazones.
No ofrezcamos el nuestro.
Tratemos de entendernos con menos humanis
-
Una molécula es lo que viaja de un lugar a otro
cuando se perciben sobre el vientre dormido
las pestañas abiertas de otros ojos.