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Oligopoema
a Sylvie CoyaudSu problema
Propileno,
propileno.
¿Cómo evitar
ese hastío
de emparejarse
con idénticos
compañeros?
Autocuración
Haz cosas rebeldes: -
Cosmogonía
Ni tiniebla ni caos. La tiniebla
Requiere ojos que ven, como el sonido
Y el silencio requieren el oído,
Y el espejo, la forma que lo puebla.
Ni el espacio ni el tiempo. Ni siquiera
Una divinidad que premedita
El silencio anterior a la primera
Noche del tiempo, que será infinita.
El gran río de Heráclito el Oscuro
Su irrevocable curso no ha emprendido,
Que del pasado fluye hacia el futuro,
Que del olvido fluye hacia el olvido.
Algo que ya padece. Algo que implora.
Después la historia universal. Ahora. -
Médico que para un mal que no quita, receta muchos
La losa en sortijón pronosticada
y por boca una sala de vïuda,
la habla entre ventosas y entre ayuda,
con el Denle a cenar poquito o nada.
La mula, en el zaguán, tumba enfrenada;
y por julio un Arrópenle si suda;
no beba vino; menos agua cruda;
la hembra, ni por sueños, ni pintada.
Haz la cuenta conmigo, doctorcillo:
¿para quitarme un mal, me das mil males?
¿Estudias medicina o Peralvillo? -
El amor reservado para eclipses y el paso de cometas
Comenzamos antes del comienzo:
todo menos nuestra existencia puede ser explicado.
Tenemos nuestros días, desiguales como los de Saturno,
y de ellos inventamos nuestros años de extensión incierta.
De todos los milagros posibles, preferimos los espectáculos arriba y[abajocuyo propósito parece ser la diversión de los planetas.
Tenemos unos cuantos recuerdos para justificar nuestro futuro
tanto como los milagros que esperamos para justificar nuestro[pasado:la pausa en la luna llena, el momento antes de un abrazo -
Alexander von humboldt ((1769-1859))
Fuera, muy azules, al óleo, las cumbres lejanas, las palmeras,
los desnudos salvajes. En la penumbra de la frondosa cabaña
paredes colgadas de pieles y helechos gigantes. Sobre la albarda
un vistoso papagayo. Al fondo contempla el amigo una flor
bajo la lupa. Cajas de libros y orquídeas encima esparcidas.
Higos cambures sobre la mesa con los mapas e instrumentos:
brújula y horizonte, microscopio, teodolito y sextante
(espéculo de cúpreos destellos y limbo de blanco argente).
En el rayo de luz, en el centro, sentado, el insigne geodesta -
El escándalo de la biología
En algo menos de cuarenta siglos
el hombre ha inventado la brújula,
ha ideado la rueda, los cohetes,
puede calcular las distancias
y es capaz de medir el tiempo
con sorprendente exactitud.
Pero sigue ignorando a dónde va
y todavía no ha llegado
a ningún sitio, desconoce
dónde se encuentra y ni siquiera sabe
qué cosa es él. Enceguecido
por un absurdo afán por remover
cenizas - cualidad que no comparte
con ninguna de las demás especies-,
lo ha revuelto todo sin descanso
desde que tiene uso de razón
(levantando una polvareda abstracta -
Elegía en la muerte de <<laika>> (Dedicada al astrónomo Napoleón Arce)
Más arriba del aire
tu suspiro y tu pulso
iban abriendo el cauce
morado del vacío.
Las hondas enredaderas del espacio
florecían sus orquídeas siderales.
Tú allá, ultrasónica,
girando y girando.
Tu hociquito de rosa,
tu voz de nieve,
tu corazón tupido de crepúsculos...
¡Layka mía...!
¡Layka de todos...!
¡Layka interplanetaria...!
Jamás subió tan alto
la vieja de la muerte,
con su guadaña cósmica
a recortar tu aullido.
Mientras la luna nueva,
sorprendida y desnuda,
saludaba tu carro
de estrella nunca vista... -
A un muchacho, premio extraordinariode ciencias exactas, en su ventana
I
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Oda al laboratorista
Hay un hombre
escondido, -
A la expedición española parapropagar la vacuna en américa bajola dirección de don Francisco Balmis (SIGLO XIX:)
....... Con tales quejas el Olimpo hería;
cuando en los campos Albión natura
de la viruela hidrópica al estrago
el venturoso antídoto oponía.
La esposa dócil del celoso toro
de este precioso don fue enriquecida,
y en las copiosas fuentes le guardaba
donde su leche cándida a raudales
dispensa a tantos alimento y vida.
JENNER lo revelaba a los mortales;
las madres desde entonces
sus hijos a su seno
sin susto de perderlos estrecharon,
y desde entonces la doncella hermosa
no tembló que estragase este veneno
su tez de nieve y su color de rosa.