Don Hilarión y Don Sebastián aparecen sentados a la puerta de la botica. Los porteros de la casa también toman el fresco sentados. La portera tiene en la falda un niño pequeño dormido. La Buñolería está llena de gente y hay mucha animación. A la puerta de la taberna juegan al tute, en una mesa pequeña y sentados en banquetas, el tabernero y dos amigos suyos mozos de chapa. La tabernera les sirve de cuando en cuando unas medias copas. Julián, sentado en una silla baja y arrimado a la pared de la taberna suspira y se lamenta.
Escena nº 1. Parlante y escena. Introducción
Don Hilarión (DH)
El aceite de ricino
ya no es malo de tomar.
Don Sebastián (DS) (Hablado)
¿Pues cómo?
DH
Se administra en pildoritas
y el efecto es siempre igual.
ESTRIBILLO
DS
¡Hoy las ciencias adelantan
que es una barbaridad!
DH
¡Es una brutalidad!
DS
¡Es una bestialidad!
...
DH
La limonada purgante
no la pide nadie ya.
DS
Como que esa limonada
ya no sirve para 'na'.
Es lo mismo que un refresco
de naranja o de 'cebá'.
DH
Pues por eso justamente
ya no es ni chicha
ni 'limoná'.
DS (Hablado.)
Eso digo yo.
(Cantando.)
Pero el agua de Loeches
es un bálsamo eficaz.
DH
Hoy la ciencia lo registra
como muy perjudicial.
DS (Hablado.)
¡Agua de Loeches!
DH
¡Muy mala!
DS
Pero hombre...
DH
¡Muy perjudicial!
ESTRIBILLO
...
DH
El calor que hace esta noche
sí que es una atrocidad.
(Abanicándose.)
DS
¡Y yo tengo a todas horas
la cabeza tan 'sudá'!
DH
Eso es bueno y conveniente,
mi señor Don Sebastián.
DS
¡Quién dirá que esta camisa
me la acaban de planchar!
DH (Hablado.)
¡Esa camisa!
DS
¡Sí, señor!
DH
¡No lo diría nadie!
(Cantando.)
Pero... he leído que el que suda
vence toda enfermedad.
DS (Hablado.)
¿Qué me dice usted?
DH
No hay cosa mejor.
DS
¡Pues no lo sabía!
DH
Sí, lo acaban de descubrir
ESTRIBILLO
...