¿Qué es la ciencia sin fe? Corcel sin freno,
a todo yugo ajeno,
que al impulso del vértigo se entrega,
y al través de intrincadas espesuras,
desbocado y a oscuras
avanza sin cesar y nunca llega.
¡Llegar! ¿Adónde?... El pensamiento humano
en vano lucha; en vano
su ley oculta y misteriosa infringe.
En la lumbre del sol sus alas quema
y no aclara el problema,
ni penetra el enigma de la Esfinge,
¡Sálvanos, Cristo, sálvanos, si es cierto
que tu poder no ha muerto!
Salva a esta sociedad desventurada,
que bajo el peso de su orgullo mismo
rueda al profundo abismo,
acaso más enferma que culpada.
La ciencia audaz, cuando de ti se aleja,
en nuestras almas deja
el germen de recónditos dolores,
como al tender el vuelo hácia la altura,
deja su larva impura
el insecto en el cáliz de las flores.
Si en esta confusión honda y sombría
es, Señor, todavía
raudal de vida tu palabra santa,
dí a nuestra fe desalentada, incierta:
- ¡Anímate y despierta! -
como dijiste a Lázaro: - ¡Levanta! -