Una caminata por los Alpes le sirvió de inspiración a Georges de Mestral para inventar el velcro
Un día de 1941, durante un paseo por los Alpes suizos, Georges de Mestral observó cómo las semillas de la planta de bardana se quedaban pegadas a su ropa y al pelo de su perro. Fascinado por este fenómeno natural, comenzó a investigar cómo replicar este mecanismo de adherencia, y acabó inspirándose en este mecanismo para desarrollar un material que sigue vigente hasta nuestros días: el velcro.
De Mestral observó al microscopio los ganchos en las semillas de bardana y se le ocurrió replicar esta idea en un tejido sintético. Sin embargo, el camino hacia la producción del Velcro fue arduo, requiriendo cerca de diez años de desarrollo. Finalmente, en 1951, registró la patente, pero el producto no fue aceptado de inmediato en la industria textil. Su popularidad comenzó a crecer cuando fue adoptado en trajes de astronautas y en actividades al aire libre como esquí y buceo, lo que llevó a su fama internacional.
La patente expiró en 1978, pero la lección principal de Mestral es la importancia de la observación de la naturaleza como fuente de innovación y la perseverancia necesaria para llevar una idea a la realidad.
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Foto de portada: Alexander Klink