El informe del Real Jardín Botánico de Kew “State of the World’s Plants and Fungi 2023” estima que el 77% de las plantas vasculares no descritas y el 45% de las plantas con flores conocidas están en vías de desaparecer
El quinto informe de State of the World’s, elaborado por el Real Jardín Botánico de Kew (en adelante Kewo Kew Gardens) de Londres, expone la condición actual de las plantas y hongos del mundo a nivel mundial. Basado en el trabajo de 200 investigadores internacionales, abarca el contenido de más de 25 artículos científicos de vanguardia en sus 11 capítulos. El nuevo informe examina los ejes impulsores y patrones globales de la biodiversidad, así como las lagunas críticas de conocimiento y cómo abordarlas.
En el informe de este año, con el tema "Afrontar la emergencia del mundo natural: evidencias, falta de datos y prioridades", los diferentes grupos de investigación analizan en profundidad lo que se conoce y lo que se desconoce aún sobre la diversidad de estos componentes fundamentales para los ecosistemas y las amenazas a las que se enfrentan.
Las evidencias científicas subyacentes se han publicado recientemente en una colección especial de las revistas New Phytologist y Plants, People, Planet titulada ‘Global Plant Diversity and Distribution’ y en una revisión de la diversidad y conservación global de hongos publicada por la revista Annual Review of Environment and Resources. Con unas 350.000 especies de plantas vasculares ya conocidas por la ciencia, la comunidad científica está inmersa en una carrera contrarreloj para nombrar y evaluar aquellas que aún no han sido descritas. Pero el desafío es inmenso: hasta 100.000 especies más aún no han sido nombradas formalmente y las nuevas estimaciones sugieren que es probable que hasta 3 de cada 4 plantas vasculares no descritas ya estén en peligro de extinción. Además, las estimaciones indican que el 45% de todas las especies de plantas con flores conocidas podrían estar en vías de extinción. Las familias de las orquidáceas (orquídeas); piperáceas, que incluye la pimienta negra; bromeliáceas, que incluye la piña; y aráceas, que incluye muchos cultivos importantes, se encuentran entre las más amenazadas.
Basándose en estos hallazgos, el personal investigador de Kew pide que todas las especies recientemente descritas sean tratadas como si hubieran sido evaluadas como amenazadas, a menos que se demuestre lo contrario. Y, además, esperan que estos nuevos resultados puedan guiar a los legisladores y los esfuerzos de conservación para salvar las plantas que están al borde de desaparecer, acelerando las evaluaciones del riesgo de extinción de estas especies.
Utilizar el ADN para explorar el pasado de las plantas
La investigación liderada por Tamara Villaverde, profesora la URJC en el área de Biodiversidad y Conservación, ha resuelto las relaciones evolutivas más antiguas dentro de las escrofulariáceas, una familia con cerca de 2000 especies, que incluye muchas plantas ornamentales y medicinales. “Esta familia ha sido tradicionalmente un ‘cajón de sastre’ con especies de morfología muy distinta y de difícil clasificación”, explica Isabel Sanmartín, coautora del trabajo e investigadora del Real Jardín Botánico de Madrid, actual vicedirectora de Investigación y Colecciones en este instituto del CSIC. “Para ello, hemos usado técnicas genómicas que permiten obtener la secuencia de ADN de cientos de genes del núcleo y el cloroplasto, incluso a partir de especímenes antiguos de herbario. Nuestros resultados genómicos indican que hay dos linajes principales de tamaños muy dispares: el primero contiene 11 géneros y 340 especies (17% del total de las especies de la familia) y el segundo incluye 24 géneros y 1.700 especies (83%)”, añade Tamara Villaverde.
Además, los resultados obtenidos apuntan a que la historia evolutiva de las escrofulariáceas comenzó hace unos 66 millones de años en el antiguo supercontinente de Gondwana, en un momento geológico coincidente con la extinción de más del 75% de las especies que habitaban la Tierra. Este período coincide también con un incremento en la diversidad de géneros y la aparición de muchas de las tribus. Concretamente, el estudio realizado por la investigadora de la URJC y sus colaboradores ha supuesto la descripción de dos nuevas tribus para la familia: una de ellas incluye una única especie (presente en Madagascar), mientras que la otra tribu incluye tres especies con una distribución inusual (Namibia, cuerno de África e Islas Canarias).
“Estos linajes son probablemente el remanente de linajes evolutivos con mayor diversidad en el pasado, en los que el cambio climático en épocas geológicas supuso la extinción de sus congéneres más cercanos. Asimismo, la resolución de las relaciones de parentesco dentro de esta familia nos permite entender mejor su evolución y contribuirá al descubrimiento de nuevas especies de valor económico”, explican Isabel Sanmartín y Tamara Villaverde.
A partir de estos resultados, se sugiere que es necesario proteger las áreas donde se encuentran estas especies para mantener la biodiversidad de las regiones que habitan. “Muchas de estas regiones se consideran ‘puntos calientes’ de biodiversidad, donde la actividad humana supone una amenaza para un número elevado de especies. Además, algunas de las tribus de escrofulariáceas constituyen líneas evolutivas únicas, ramas del Árbol de la Vida, que llevan millones de años evolucionado independientemente, y presentan por tanto rasgos morfológicos, fisiológicos, o comportamentales únicos, que se perderían si este taxón se extingue”, concluyen las investigadoras.
Fotografía de portada:
Victoria boliviana - Kew Gardens