Las ciudades europeas no están preparas para afrontar las olas de calor y las inundaciones por lluvias torrenciales que cada vez serán más extremas y frecuentes por el calentamiento global, por lo que urge elevar su resiliencia, según una primera evaluación del proyecto europeo Multiclimact
Para hacerlas más resistentes a los efectos del cambio climático, desde esta iniciativa cofinanciada con fondos europeos, proponen la construcción de parques inundables, el uso de nuevos materiales que repliquen a los naturales o la instalación de escudos verdes para protegerlas tanto del agua como del calor, entre otras soluciones basadas en la naturaleza.
El proyecto reúne a 25 socios, entre universidades, tecnológicas o ayuntamientos, y busca desarrollar herramientas para evaluar y elevar la resiliencia de edificios, áreas urbanas y territorios frente al auge de los peligros naturales y climáticos por el aumento de las temperaturas.
En él participan socios de España, Alemania, Italia, Países Bajos, Suecia, Finlandia, Letonia, Grecia y Portugal y las pruebas piloto se están llevando a cabo en Barcelona, Camerino (Italia), Riga (Letonia) y varios municipios holandeses.
Poca memoria
"Estamos trabajando sobre cuatro zonas que tienen condiciones climáticas y socioeconómicas distintas pero que de una manera u otra sufren esta problemática. En el centro de Barcelona, por ejemplo, el efecto isla de calor hace que la temperatura aumente entre 4 y 5 grados", según Pablo Gilabert, director de Innovación de la tecnológica española CYPE, participante en el proyecto.
Para el experto, la devastación provocada por las inundaciones de Valencia, entre otras zonas del Levante y sur de España, revela que no estamos preparados, y que, además tenemos "muy poca memoria".
En su opinión, tragedias como éstas ponen de relieve que aunque hay medidas normativas no se están traduciendo en una correcta planificación y modernización de las ciudades, edificaciones e infraestructuras para su adaptación al cambio climático.
Para el experto, el foco debería ponerse en la investigación y desarrollo de materiales innovadores, como pavimentos drenantes premeables al agua o calzadas que retengan menos calor; así como de soluciones digitales que permitan desarrollar modelos para simular condiciones y actuar en consecuencias.
"Estamos en la era de la digitalización y es necesario monitorizar estos desastres y desarrollar modelos sobre las condiciones que hay ahora y que habrá en el futuro", según Gilabert que, no obstante, se ha mostrado optimista porque, en su opinión, el solo hecho de que se plantee el debate hará que se empiecen a tomar medidas.
¿Cómo elevar la resiliencia frente a inundaciones?
Tras la tragedia de Valencia, una de las cuestiones que se ha puesto sobre la mesa es que más de 2,7 millones de personas viven en España en zonas inundables.
La ley permite construir en estas zonas y, quizá, habría que replantearse la normativa para que, al menos, establezca condiciones mínimas, como que las edificaciones no cuenten con sótanos o que si se permiten estos tenga unas condiciones mínimas de drenaje, ha aseverado.
Hacer más resilientes las ciudades al agua también pasa por renaturalizar los ríos y llevar a cabo acciones de reforestación fluvial con el fin de que la vegetación haga de "esponja".
Otra medida que se está demostrando eficaz es la construcción de parques inundables: espacios urbanos que en condiciones normales actúan como parques pero que en caso de fuertes lluvias pueden almacenar agua. Además, al tener suelo drenante pueden minimizar la cantidad de agua que llega al alcantarillado.
Como referente en España está el parque de La Marjal (Alicante), con capacidad 45.000 metros cúbicos (m3) de agua y construido a escasa distancia de la Playa de San Juan, en una zona urbana desarrollada sobre los terrenos que formaban una marjal (humedal natural valenciano).
Etiquetas indicativas del riesgo de inundación
Por otra parte, ha apuntado que al igual que ya existen etiquetas sobre la eficiencia energética de una edificación, el futuro pasa también por el desarrollo de etiquetas que indique la resiliencia al cambio climático de una construcción.
Precisamente, tras analizar lo sucedido en Valencia, el Observatorio de la Sostenibibilidad aboga por la implantación de etiquetas en las que se informe al propietario o inquilino del riesgo de inundación de cada edificación y calle.
El informe del Observatorio incluye también un visor para comprobar cuáles son las líneas de inundación de 10, 100 y 500 años cruzándolas con los mapas de ocupación del suelo y que se puede consultar online