Con base en el muestreo sistemático de la lava durante la erupción, los investigadores han detectado al menos magma de dos composiciones diferentes durante el desarrollo de la erupción, lo que interpretan como la existencia de “diferentes bolsas de magma alimentando el volcán”
Los científicos que vigilaban las coladas del volcán de La Palma apreciaron desde el 25 de noviembre de 2021 un cambio en la composición de la lava que no supieron interpretar. Un estudio revela ahora no solo que era un anticipo de que el volcán se agotaba, sino que seguir ese indicador puede ayudar a predecir en el futuro la duración de otras erupciones.
La revista Science Advance publica este miércoles “Discrete magma injections drive the 2021 La Palma eruption”, un estudio realizado por las universidades de Queensland, Adelaida (ambas de Australia), Complutense de Madrid y Rey Juan Carlos, el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y la Fundación Telesforo Bravo, cuya primera firmante es la geóloga Teresa Ubide.
Con base en el muestreo sistemático de la lava durante la erupción, con un método pionero desarrollado por Ubide, los investigadores han detectado al menos magma de dos composiciones diferentes durante el desarrollo de la erupción, lo que interpretan como la existencia de “diferentes bolsas de magma alimentando el volcán”.
Geólogo de la Fundación Telesforo Bravo Juan Jesús Coello
En declaraciones a EFE, el geólogo de la Fundación Telesforo Bravo Juan Jesús Coello explica que esas cámaras magmáticas “debían de estar muy cercanas, incluso conectadas en algún punto, pero aun así eran independientes”.
La existencia de estas dos cámaras alimentando el volcán explica, según este estudio, el episodio del día 1 de noviembre, “cuando aumentó el número de terremotos y la tendencia de gases cambia a la alza, y se detectó un cambio en la composición de la lava, lo que probablemente indicaba una recarga del sistema”, comenta Coello.
Además de las diferentes recargas del sistema, los autores del estudio destacan también los cambios en la composición de la lava a partir de las muestras recogidas el día 25 de noviembre en las que ahora ven “las primeras señales del agotamiento del volcán”, que finalizó su actividad durante la noche del 13 de diciembre de 2021, 18 días después.
“Este estudio puede ser muy útil en futuras erupciones, porque, si en lugar de enviar las muestras a Australia como hicimos nosotros se analizaran en cuestión de días, podríamos dar a la sociedad una información tan importante como la duración aproximada de una erupción”, explica Coello.
La conclusión principal para este geólogo es “la complejidad de la erupción del volcán Tajogaite, con cámaras magmáticas diferentes, tubos de salida diferentes, episodios de recarga, que demuestra que los volcanes de Canarias no son tan simples como se suponía”.
Coello deduce que, con esta nueva información, “si se estudia y se revisa la crónica de la erupción del Teneguía, en 1971, empezaremos a ver cosas que se parecen un poco a esta erupción”, por lo que confía en que se pueda avanzar en el campo para resolver cuestiones como “por qué el Teneguía duró un mes y esta última erupción, tres”
Fotografía de portada:
ROBIN FELICIANO GUTJAHR