Un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Granada encuentra evidencias de los beneficios de la combinación del ejercicio físico con el tratamiento de farmacoterapia destinado a tratar la obesidad. Además, esta alianza metabólica va más allá de la simple pérdida de peso
Según el Atlas Mundial de la Obesidad de la World Obesity Federation, la obesidad es uno de los desafíos de salud más persistentes del siglo XXI, afectando a millones de personas en todo el mundo. En España, según la Guía GIRO, el 55,8% de las personas adultas padece sobrepeso y un 18,7% obesidad. Si las tendencias actuales continúan, para 2035 más de la mitad de la población podría tener obesidad.
En un artículo recientemente publicado en la revista Nature Review Endocrinology, una colaboración del Laboratorio de Fisiología del Esfuerzo de la Facultad de Ciencias de la actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) con el Departamento de Educación Física y Deportiva, de la Facultad de Ciencias del Deporte y el Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (iMUDS) de la Universidad de Granada (UGR), indica que la combinación de los medicamentos para el tratamiento de la obesidad basados en los agonistas del receptor de GLP-1 y GIP junto con el ejercicio físico, podría potenciar el resultado final del tratamiento. Esta combinación no solo abordaría la pérdida de peso, sino que podría prevenir la ganancia de peso nuevamente, así como mejorar la salud cardiovascular de las personas con obesidad.
El avance en el tratamiento de la obesidad mediante los fármacos basados en los agonistas del receptor de GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1) y los co-agonistas de los receptores de GIP (péptido insulinotrópico dependiente de glucosa) y GLP-1, han revolucionado el tratamiento de los problemas de obesidad. Estos medicamentos, que regulan el apetito y la ingesta de energía, pueden reducir significativamente el peso corporal, mejorar el control glucémico y aportar beneficios cardiovasculares. Todo ello ayuda a reducir el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular en un 20% comparado con placebo. Según indican investigadores de la UPM y la UGR, la combinación de estos fármacos con ejercicio podría potenciar estos beneficios mejorando la capacidad cardiorrespiratoria, la función vascular y musculoesquelética, mejorando la regulación de la glucosa así como aumentando la sensibilidad de los músculos esqueléticos a las hormonas y nutrientes.
Según el Dr. Javier Butragueño, del Laboratorio de Fisiología del Esfuerzo de la UPM, coautor del artículo, fundador de Obesity Management School y vocal de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO): "Es fundamental que los profesionales de la salud comprendan la importancia de combinar estrategias farmacológicas con programas de ejercicio personalizados. Este enfoque no solo optimiza los resultados, sino que también proporciona un apoyo para el mantenimiento de un peso saludable y una mejora de la función musculoesquelética ".
Además, según se sugiere en el estudio, esta alianza metabólica “fármaco-ejercicio” va más allá de la simple pérdida de peso. Los medicamentos GLP-1 actúan sobre vías metabólicamente alteradas y el ejercicio abarca mejoras en la salud cardiovascular, la homeostasis de la glucosa y la composición corporal, sobre todo, en el músculo y el hueso. El Dr. Jonatan Ruiz, coautor del estudio, catedrático de actividad física y salud y director del iMUDS de la Universidad de Granada indica que: "Este enfoque integrado de farmacoterapia y ejercicio no solo aborda la pérdida de peso, sino que también podría mejorar significativamente la salud cardiometabólica de los pacientes. Existe suficiente evidencia que indica que, con el apoyo y las herramientas adecuadas, podemos ofrecer una oportunidad real para mejorar la salud y transformar la calidad de vida de las personas con obesidad". El Dr. Ruiz, que coordina el grupo de trabajo de ejercicio de la SEEDO, señala también que queda mucho por investigar y es necesario realizar estudios integrativos que combinen varias estrategias para realizar una medicina de precisión que pueda ayudar al paciente a mejorar su estado de salud, no solo mejorando la pérdida de peso, sino facilitando su mantenimiento a largo plazo.
Los autores del trabajo concluyen que “ahora es el momento oportuno para que las sociedades y grupos sanitarios apuesten por la inclusión del ejercicio como herramienta complementaria al tratamiento de la obesidad. La evidencia sobre los beneficios metabólicos de ambos tratamientos, farmacología y ejercicio, hacen necesario tener en cuenta esta alianza metabólica en el tratamiento de esta enfermedad y sus patologías asociadas”.
Referencia bibliográfica: Butragueño, J., & Ruiz, J. R. (2024). Metabolic alliance: pharmacotherapy and exercise management of obesity. Nature Reviews Endocrinology, 1-2.