La agricultura, piedra angular de las economías romana y medieval, se centraba principalmente en cereales como trigo, cebada y mijo, pero nuevos hallazgos revelan la llegada de cultivos innovadores
Un reciente estudio arqueobotánico, dirigido por la investigadora del Instituto de Historia del CSIC Leonor Peña-Chocarro, en el que participa Guillem Pérez Jordà de la Univesidad de Valencia y publicado en la revista Vegetation History and Archaeobotany, ha arrojado luz sobre las complejas dinámicas alimentarias y agrícolas que marcaron el primer milenio d.C. en la Península Ibérica.
Un nuevo cereal, el centeno, se estableció en la Península Ibérica durante época romana, mientras que en época islámica se produjo la llegada de dos nuevas especies, Pennisetum glaucum (mijo perla) y Oryza sativa (arroz).
En el primer milenio d.C. en la Península Ibérica, el intercambio continuo de personas, bienes y tecnología transformó la agricultura e introdujo nuevos cultivos. Estos hallazgos enriquecieron la dieta de las comunidades romanas y medievales.
Frutas
El estudio arqueobotánico revela además la llegada de nuevas frutas como melocotones y moreras en época romana, mientras que los albaricoques, el membrillo, el níspero y los cítricos aparecen por primera vez en yacimientos islámicos de la Península Ibérica, ampliando aún más la diversidad alimentaria.
Leguminosas
Los agricultores antiguos en la Península Ibérica cultivaban leguminosas como habas, guisantes, lentejas y almortas, las mismas especies que en tiempos prehistóricos, según datos arqueobotánicos. Se ha registrado la presencia menos común de garbanzos en algunos yacimientos, atribuidos a épocas romana y medieval. Sin embargo, no hay evidencia hasta el momento de la presencia de altramuces o caupí en estos contextos.
Estos hallazgos ofrecen una visión de las prácticas agrícolas antiguas y de la pervivencia de algunas especies a lo largo del tiempo.
Plantas hortícolas
Aunque la preservación limita la visión de las plantas de jardín, se evidencia la presencia de aromáticas, especias y hortícolas. Peña-Chocarro señala que “el registro arqueobotánico de lo que se puede considerar plantas hortícolas en Iberia es bastante limitado para el primer milenio d.C. A pesar de la importancia de los taxones identificados en el registro arqueológico, está claro que la diversidad real debió ser mucho más amplia, como sugiere la literatura agronómica hispanoárabe”.
Plantas textiles
También se documenta por primera vez el cultivo de Cannabis sativa (cáñamo) en contextos medievales y de plantas oleaginosas y/o textiles como lino o la camelina que también dejaron su huella en contextos medievales. El lino, conocido científicamente como Linum usitatissimum, ha sido cultivado en la P. Ibérica desde el Neolítico y siguió siendo una planta apreciada durante el primer milenio d.C. Esta planta versátil se cultivaba tanto por sus fibras como por su aceite, lo que demuestra su importancia en diversas aplicaciones.
Más investigación
Estos descubrimientos son solo el comienzo, ya que proyectos de investigación en curso y futuros prometen proporcionar datos más detallados sobre la riqueza botánica de la Península Ibérica durante la época medieval. La arqueobotánica continúa siendo una herramienta valiosa para desentrañar las elecciones alimentarias de las comunidades que han dejado su huella en la historia ibérica.
La arqueobotánica del CSIC Leonor Peña Chocarro está inmersa en proyectos de investigación en curso que ampliarán estos datos. Cabe destacar el nuevo proyecto ERC titulado "Apetitos medievales: plantas alimenticias en la Iberia multicultural, 500–1100 CE-MEDAPP”.
La arqueobotánica se perfila como una fuente valiosa que promete ofrecer una rica cantidad de datos y abrir nuevas oportunidades para avanzar en nuestra comprensión del papel de las plantas en la época medieval.
Referencia bibliográfica: Peña-Chocarro, L., Pérez-Jordà, G. Plants from distant places: the 1st millennium CE archaeobotanical record from Iberia. Veget Hist Archaeobot (2023). https://doi.org/10.1007/s00334-023-00971-9