Fecha
Autor
Gasalla, José María. Pirámide, 2003. Madrid. 312 pp.

Marketing de la formación de directivos.

POR LA IMAGINACIÓN, A LA DIRECCIÓN DE EMPRESAS<br> Los cambios en la dirección y gestión de las empresas Reseña realizada por María Dolores Dancausa Treviño<br> Directora de Recursos Humanos<br>Línea Directa Aseguradora

Este libro, titulado "Marketing de la formación de Directivos" y subtitulado "El nuevo directivo en la cultura del aprendizaje", desarrolla el tema de la formación de directivos desde dos extremos opuestos y convergentes: por un lado el de la venta, el de la comunicación, el de qué han de hacer los formadores para llegar al directivo objeto de sus deseos, a ese directivo a quien pueden contribuir a desarrollar, y por otro lado la visión de quien compra, la cuestión de qué han de hacer los directivos, rodeados de incalculables ofertas de formación, para sacar máximo provecho de todos esos recursos que tan extraordinariamente pueden contribuir a su desarrollo como líderes, como personas, como dirigentes.

En una palabra, desarrolla los aspectos de la venta y la compra, ambos necesarios, y juntos, suficientes, para que se consuma la transacción formativa de la cual ambas partes salen beneficiadas.

Este libro responde fielmente al puro estilo Gasalla y como tal tiene dos características: por un lado es exhaustivo, es decir contempla todo lo relacionado con la formación de directivos desde todos los puntos de vista imaginables y por otro lado es un libro abierto porque no impone conclusiones sino que expone las distintas alternativas dejando al lector autonomía para que tome sus propias decisiones. Como dice el propio Gasalla su trabajo consiste en despertar conciencias y tengo que afirmar que así se hace.

Gasalla dice, ya en el preámbulo de su obra (a la que denomina "Premisas de la Obra"), que aunque en el libro se ve obligado a utilizar el término "formación", debemos siempre traducirlo e interpretarlo como "aprendizaje" en su sentido amplio, tanto individual como organizacional. Y esto nos hace reflexionar sobre lo incorrecto que es conjugar el verbo "enseñar", puesto que el único proceso real que existe es el de "aprender" (y el de "aprehender", en el sentido de adquirir, impregnarse de conocimiento y experiencia, que tanto le gusta a José María). A fin de cuentas, la formación no es otra cosa que el ayudar, asistir, contribuir, al proceso de aprendizaje. Por ello me gusta el hincapié que hace el autor en que el término correcto, y el propósito que perseguimos, es el aprendizaje, no la formación.

Y dicho esto voy a resaltar muy brevemente aquellos pasajes del libro que me han parecido más interesantes y en este sentido destaco la primera pregunta que se hace sobre si en un mundo cambiante en que la formación continua se ha convertido en instrumento indispensable en la preparación del personal, ¿deben también los directivos de empresas someterse periódicamente a cursos de reciclaje?

Aunque lo obvio es pensar que sí, sin embargo no todos los directivos comparten la respuesta afirmativa a la pregunta que antes he formulado. El profesor Gasalla nos lo explica con toda claridad en los comienzos de su libro. Desde las excusas tradicionales de la imprescindibilidad del trabajo del directivo (si falto un día a mi trabajo esto se puede venir abajo), pasando por la innecesariedad de la enseñanza que se pretende impartir (para qué quiero yo aprender estadística o macroeconomía) y la autoconfianza de la propia sabiduría (no encuentro en mi formación ningún déficit) para terminar con el recelo hacia una formación que puede ser interpretada como una evaluación o como una fase previa para la exigencia de un mayor esfuerzo y dedicación.

Recalca José María Gasalla que le gusta la metáfora que reza "No puedes hacer que crezca una planta tirando de ella". Deja a continuación al lector la reflexión de qué es lo que sí puede hacer a una planta crecer. Y lógicamente, pensamos en que abonarla, regarla, mimarla, cuidar todo lo que hay a su alrededor, y hacer todo esto con amor, con entrega, es lo que hace realmente crecer la planta.

Es un perfecto símil para aplicar al proceso que nos ocupa: no por imponer procesos formativos vamos a obtener el fin que nos hemos propuesto. Solo aceptando que es la voluntad, la actitud del individuo y de la organización el elemento fundamental para el desarrollo que se desea, y complementando este con las propuestas formativas llevadas a cabo con dedicación y esmero, podemos alcanzar el ansiado desarrollo individual y organizativo.

Pero además esto cobra aún mayor importancia si analizamos, como hace el profesor Gasalla, cual es el papel del directivo en la empresa. En efecto, en la vida empresarial actual todo se transforma continuamente y con una gran rapidez y por lo tanto, el papel que debe representar un directivo en la organización experimenta también cambios constantes a los que es necesario hacer frente. No podemos seguir anclados en el pasado y dar la sensación de que falta imaginación para saber buscar formas y modelos para resolver las nuevas situaciones.

Doy unos datos que leí recientemente en un artículo periodístico y que pone de manifiesto la velocidad vertiginosa a que vivimos en el mundo de hoy.

Así, entre las 25 empresas más importantes de EE.UU., ocho no existían en 1960. Sólo en 1989, 166 americanos entraron en el club de los multimillonarios (aquellos que declaran a Hacienda más de 3.000 millones de dólares de patrimonio). En 1962 sólo había 13 contribuyentes en esta situación. En el año 2000 sólo una firma japonesa figuró entre las 25 más importantes del mundo. En 1987 7 de las 10 más grandes eran japonesas. De las 12 compañías más importantes de EE.UU. en 1900, sólo una subsistía en el año 2000.

Otra característica del libro son sus múltiples tablas y esquemas descriptivos, que denotan una maestría en sus capacidades pedagógicas y de síntesis. Hay una que especialmente me sedujo, aquella en que describe las "Componentes de las Competencias", y en la que con una simplicidad extraordinaria describe los tres grandes conjuntos de las Actitudes (lo que se quiere hacer), las Aptitudes (lo que se sabe hacer), y las Capacidades (lo que se puede hacer), junto a tres subconjuntos de los Valores (lo que se debe hacer), los Conocimientos, y las Habilidades y Experiencia. Todos ellos con sus intersecciones correspondientes, en el centro de la cual, formando el núcleo de todo ello, la personalidad y las distintas modalidades de inteligencia: La inteligencia racional, la emocional, y las variopintas inteligencias múltiples.

Recapitulando, el libro desarrolla los temas de la venta y la compra: el qué vender, qué comprar, cómo vender, cómo comprar, cuándo vender, cuándo comprar... pero este libro es mucho más que eso: Es un compendio muy bien estructurado, muy bien ordenado, de todo el proceso de aprendizaje, de todo el proceso de desarrollo organizacional e individual.

Este libro será una lectura grata, y un inestimable elemento de consulta para todos los que sentimos inquietud por el desarrollo de las personas, por el aprendizaje, por la innovación.

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