Un novedoso método permitiría seleccionar el sexo de los embriones en los laboratorios de reproducción asistida
Elegir el sexo del bebé puede ser más sencillo y asequible gracias a una nueva técnica que han desarrollado investigadores del Centro Ronald O. Perelman y Claudia Cohen de Medicina Reproductiva de la Universidad de Medicina Weill Cornell de Nueva York (EE.UU). Los investigadores, liderados por Gianpiero D. Palermo, uno de los pioneros en reproducción asistida al que se atribuye el descubrimiento del ICSI o microinyección espermática, han probado una nueva técnica para seleccionar espermatozoides en 1.317 parejas que estaban en tratamiento de fertilidad y, con ello, aumentar las posibilidades de que el embrión sea de uno u otro sexo. Lo novedoso frente a otras aproximaciones es que la a eficacia demostrada ronda el 80 %. Los resultados se publican en la revista «PLoS ONE».
La técnica, explica a ABC Salud Palermo, consiste en colocar la muestra de esperma «sobre gradientes de densidad multicapa de concentraciones variables en un tubo, y luego dejar que los espermatozoides naden a través de las capas para «autoseleccionarse»». Esta solución , añade, «se utiliza de forma rutinaria en las clínicas de fertilidad e todo el mundo y, a diferencia de algunas técnicas de selección del sexo de los espermatozoides probadas anteriormente, en este método no se utilizan factores extraños».
Es decir, explica Marta Martínez Sáez, embrióloga responsable del Laboratorio Ginemed Málaga, el método permite poder seleccionar los espermatozoides que aportarán la X (cromosoma femenino) o el Y (masculino) mediante una técnica de multigradientes. «Es decir, permitiría seleccionar el sexo de los embriones en los laboratorios de reproducción asistida».
El método de selección del sexo, novedoso y seguro, destaca Palermo, es capaz de desviar la proporción de espermatozoides hacia el sexo deseado en las parejas.
Los riesgos, aclara Palermo, «son más teóricos que reales».
Así explica que «son inherentes a la propia selección espermática, ya que la selección de espermatozoides para un sexo específico se realiza en función del peso de la cabeza del espermatozoide, lo que podría incluir no sólo espermatozoides femeninos, sino también aneuploidías (anomalía cromósmica). Sin embargo -aclara-, los datos presentados en este artículo no indicaron una mayor incidencia de aneuploidía en los espermatozoides ni en los conceptus (producto de la concepción en cualquier punto entre la fertilización y el nacimiento)».
Para comprobar la seguridad, los investigadores realizaron un seguimiento a los niños hasta los 3 años y 6 meses de edad y se ha visto que «su desarrollo psicológico y motor se encontraba dentro del rango normal», aclara Palermo.
Para Rocío Núñez Calonge, embrióloga, directora científica del Grupo Internacional UR, en declaraciones a Science Media Centre, la novedad está que se han evaluado dos grupos utilizando diagnóstico genético preimplantacional (PGT-A) para estudiar anomalías cromosómicas de los embriones resultantes, y en uno de los dos grupos emplear la técnica de selección de espermatozoides que ellos proponen. De esta forma, «comparan entre los dos grupos si la técnica de selección de espermatozoides para un sexo determinado es útil y segura y no se encuentran más anomalías cromosómicas tras su uso».
Los resultados del estudio confirman que se puede seleccionar un sexo determinado con un 80 % de probabilidad y de forma segura, ya que la técnica, que es muy sencilla, no afecta a la carga genética del embrión.
Embrión incorrecto
Los autores reconocen una limitación: no se sabe cuál es el sexo del embrión que se escoge para transferir. «A pesar de que nuestro método de selección del sexo de los espermatozoides no garantiza necesariamente una descendencia de un sexo específico, las parejas participantes en el estudio pudieron, no obstante, obtener una mayor proporción de espermatozoides deseados», aseguran los investigadores.
Pero puede ocurrir que, entre varios embriones obtenidos, aunque la mayoría sean del sexo que se ha querido obtener, se escoja el incorrecto. «A pesar de la eficacia demostrada -escriben-, en raras ocasiones todos los embriones analizados eran del sexo opuesto al seleccionado. Esto puede atribuirse a sutiles diferencias morfológicas y funcionales entre los espermatozoides portadores de X e Y después de la selección».
Los resultados del estudio confirman que se puede seleccionar un sexo determinado con un 80 % de probabilidad y de forma segura
«Estos resultados alentadores indican que nuestro método no sólo es eficaz, sino también seguro, lo que lo convierte en un procedimiento factible y éticamente aceptable», concluyen los científicos.
Y añade Palermo que debido a que se trata de un método muy sencillo, muy similar al que se lleva a cabo en la preparación de semen en los laboratorios, puede ser muy útil en los centros de reproducción asistida para las parejas que deseen aumentar la probabilidad de obtener un niño del sexo deseado.
Pero al mismo tiempo que los resultados son esperanzadores, reconoce Martínez Sáez, «son a su vez temerarios, ya que en el futuro podría escogerse el sexo del bebé, lo que puede generar muchos problemas éticos».
Aunque algunos países como EE.UU. permiten este tipo de procedimientos, actualmente la selección de sexo en el campo de la reproducción humana asistida está prohibida en España y en otros muchos países, agrega Martínez Sáez. «Solo se permite seleccionar el sexo de los embriones en el caso de enfermedad hereditaria ligada al sexo ».
No obstante, los investigadores afirman que la selección de espermatozoides es más aceptable éticamente que la selección de embriones.
España y en otros muchos países, solo se permite seleccionar el sexo de los embriones en el caso de enfermedad hereditaria ligada al sexo
Los autores proponen que esta técnica pueda utilizarse tanto para parejas que quieren seleccionar el sexo del bebé por deseo personal como por motivos médicos cuando existe una enfermedad ligada al sexo, y que eso sería más ético que emplear PGT (test genético preimplantacional).
Para Núñez Calonge, profesora en el Máster de Reproducción de la Universidad Complutense y Sociedad Española de Fertilidad, desde un punto de vista meramente médico, el empleo de esta técnica cuando existen enfermedades ligadas al sexo (como, por ejemplo, la hemofilia), no sería adecuado, ya que un 80 % de probabilidades deja a la pareja un 20 % de posibilidades de que el bebé no sea del sexo escogido, dando lugar a una persona con la enfermedad. Sin embargo, si la selección es únicamente por motivos personales, este margen de error sería asumible.
Por ello, no parece que resuelva los posibles problemas éticos que ya de por sí plantea el uso del PGT en este sentido.
Cuando se hizo la ley en el año 1988 se planteó esta cuestión basándose en la posible selección que determinados colectivos podrían hacer en detrimento del otro sexo y que conllevaría un desequilibrio en la población, recuerda Núñez Calonge. «Actualmente no tiene mucho sentido esta prohibición, ya que la selección de sexo la realizaría un pequeño grupo de pacientes por motivos personales, y no supondría un desequilibrio poblacional».