El envío de restos de seres queridos fallecidos a la Luna en misiones comerciales abre el debate sobre a quién pertenece nuestro satélite
Hace unos días, una compañía estadounidense llamada Astrobiotic lanzó un cohete dirigido a la Luna. Entre otras cosas, la nave llevaba las cenizas de 70 humanos y un perro para que sus restos descansen allí por la eternidad. Poco después de su lanzamiento, la compañía anunció que debido a una serie de fallos técnicos, el cohete será incapaz de tomar contacto con la superficie lunar de manera controlada. Y hoy hemos sabido que la nave ha acabado desintegrándose contra la atmósfera terrestre.
En este artículo publicado en la revista Nature y titulado “Dejad de enviar restos humanos a la Luna”, la investigadora Alvin Harvey argumenta que ese tipo de decisiones deberían ser tomadas consultando a poblaciones indígenas para las que la Luna tiene un alto valor espiritual. El pueblo Navajo, en los Estados Unidos, ha sido el más firme en oponerse a estas misiones comerciales.
El tema ha suscitado en los últimos días múltiples artículos en la prensa en inglés, como este en Scientific American o este otro en NPR.