UN AMENO Y PROFUNDO PERIPLO POR LA BIOCIENCIA <br>
Reseña realizada por José Antonio López Guerrero<br>
Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (UAM-CSIC)
Lógico, lineal, elegante, ambicioso pero, además -y es un valor añadido-, ameno, desenfadado y naíf. Así percibo uno de los últimos trabajos publicados por la editorial dedicada a la divulgación científica, Hélice. "La vida que llevamos dentro (genes, células, historia y más)", del biólogo Federico Abascal nos invita a un intimista paseo desde el interior de la célula al rebaño poblacional surgido de la evolución y su canto literario lanzado el 24 de noviembre de 1859 -On the Origin of Species-.
Con un esquema que prácticamente se repite en todas las escalas vitales -el interior de una célula, de un organismo, de una población, de una especie-, el autor describe con una sencillez inusual y sorprendentemente intuitiva, plagada de metáforas y símiles, cómo se organiza la vida en el interior de una célula, con orden, sin atropellos; cómo nuestro determinismo genético, grabado a fuego en nuestro genoma -quizá excesivamente definido en la obra como "libro de instrucciones"- no es tal y está modulado por modificaciones supraestructurales donde la epigenética actuaría como puente de mando desde las modificaciones ambientales hasta la expresión genética; cómo nuestro ejército molecular y celular, el sistema inmune, se adiestra para defendernos de invasiones externas o agresiones internas -abusivamente también identificado por el autor con un sistema de llaves y cerraduras-; cómo se regula la perfecta coordinación entre crecimiento y orientación celular para conseguir que cada célula esté en su sitio y las consecuencias de la pérdida de dicha coordinación -los tumores malignos o benignos-; cómo llegamos a ser como somos y, en definitiva, las eternas preguntas filósofo-metafísicas de ¿de dónde venimos? ¿A dónde nos dirigimos? ¿Por qué somos como somos?
Esta ópera prima de Federico Abascal en su periplo de divulgación de la biociencia se lee casi sin querer, "del tirón", aprovechando un conciso descanso hacia la página 60 -la obra consta de poco más de 100- para disfrutar de algunos esquemas y dibujos a todo color trazados a mano por el propio autor. Obra intensa en temas tratados pero suficientemente esquematizada, sin tecnicismos. Escrita con un lenguaje directo, mirando a los ojos del lector de todas las edades, pero lector con inquietudes por hacerse una idea global del desarrollo y funcionamiento biológico de los seres vivos, al fin y al cabo.
Según comentó el editor de Stephen Hawking, por cada fórmula que un manuscrito contenga se perdería la mitad de los lectores. En este caso, "La vida que llevamos dentro" debería mantener intacto el 100% de todo su potencial. Tal y como he sugerido anteriormente, quizá el extremo interés del autor por llegar a todos los públicos, por dejar los conceptos absolutamente claros, le ha llevado a mantenerse inmerso en las metáforas hasta el punto que, en ocasiones, parecía perderse el vínculo con los conceptos que precisamente se querían aclarar. Será el lector el que decida si esto es un punto débil o, por el contrario, enriquecedor del aspecto literario, casi poético, de la obra.
Volviendo a la estructura del libro, desde el mismísimo índice se da muestra efectiva de su carácter divulgativo: ¿De qué estamos hechos?; El núcleo, el libro de instrucciones y las proteínas; Un paseo por la célula; El sistema nervioso, ¿nosotros?; El sistema inmunitario, los guardianes de nuestro cuerpo; Un espermatozoide, un óvulo y un buen plan; El cáncer, o el desafortunado éxito de una célula; ¿De dónde venimos? El origen de la vida; Breve historia de la vida en la Tierra; La teoría de la Evolución...
La vida, el misterio que subyace tras los seres vivos, tal y como se indica en la contraportada, se rige por principios hermosos y sencillos -relativamente, diría yo. Tanto si nos fijamos en el movimiento de una vesícula a lo largo de las autopistas de microtúbulos celulares -con la kinesina, en sentido centrífugo, o la dineína, hacia el interior de la célula-, en el de las células sanguíneas por todo el organismo o la distribución de los distintos nichos ecológicos de todas las especies, observamos que se suelen repetir patrones que dan orden y sentido a esa singularidad entrópica del universo que llamamos Vida. Ese orden y concierto no se limita a los seres superiores. Ya las "insignificantes" bacterias, organismos procariotas sin núcleo verdadero, surgidas desde la primera sopa primigenia hace más de 3000 millones de años, marcaron la dirección del no retorno de la maravillosa evolución. Pero el autor va más allá, abandona la fina línea de la vida para describir esos entes, los Virus, que, a pesar de disponer de capacidad evolutiva y de replicación -una vez en el interior de la célula que infecta-, no disponen de mecanismos de intercambio energético con el medio -metabolismo- por lo que, de hecho, no son considerados organismos vivos por la Comisión Internacional de Taxonomía Vírica. Sin embargo, estos agentes infectivos no sólo son los responsables de un gran número de enfermedades sino que, tal y como describe Abascal, podrían haber marcado el camino de la evolución de nuestra especie por su integración e interacción con nuestro genoma.
Finalmente, quería comentar que la sencillez narrativa no está reñida con la máxima actualidad de los temas tratados. Como botón de muestra, en el capítulo sobre el cáncer, además de tratar el aspecto molecular de transformación celular -con algunos oncogenes estudiados-, desarrollo, angiogénesis -producción de vasos sanguíneos para alimentar a la masa tumoral- o metástasis, el autor se hace eco de los estudios actuales que relacionan al cáncer con el envejecimiento. Aquí se situaría la telomerasa.
En definitiva, un libro que puedo recomendar con completo convencimiento a cualquier lector con inquietudes sobre biología: molecular, celular o ambiental.