Fecha
Autor
Marcela González-Gross (Departamento de Salud y Rendimiento Humano
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF
de la Universidad Politécnica de Madrid)

Obesidad y falta de ejercicio físico en la infancia y la adolescencia

Mucho se viene publicando en los últimos tiempos sobre el incremento de la prevalencia de obesidad infantil en la población española. Una vez más, a los científicos se nos ha hecho poco caso hasta que el problema ya es tan evidente que no admite discusión. Por ejemplo, en niños de 13 años de la Comunidad de Aragón, en el año 1985 el porcentaje de obesos era del 13%, en el año 1995 del 22%, y en el 2002 del 35%. Además, se observa una tendencia hacia un patrón central de distribución de la grasa corporal. El sobrepeso y la obesidad en la infancia son importantes predictores de obesidad en la edad adulta. Se considera que existe un 80% de posibilidades de que así ocurra.
La obesidad conlleva un porcentaje de grasa corporal superior al adecuado y que supone un factor de riesgo para un cuadro múltiple de morbi-mortalidad y una reducción en la esperanza de vida. Entre las patologías podemos citar el síndrome metabólico, la diabetes mellitus tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, hígado graso no alcohólico, asma, algunos tipos de cáncer, apnea del sueño y/o dificultades del aparato locomotor. A esto cabe añadir las consecuencias psico-sociales como, por ejemplo, la baja autoestima, la depresión y la discriminación social. Es la segunda causa de muerte prevenible en la mayoría de los países desarrollados. Tampoco debemos olvidar el enorme coste que tiene la obesidad. Actualmente, se calcula que un 7% del gasto sanitario total de los países desarrollados está relacionado con la obesidad.

Exhibición de gimnasia años sesenta

España es el país europeo donde más rápidamente está aumentado la población obesa, y de no poner freno, pronto nos acercaremos a las cifras de prevalencia de los EE.UU.

En España, datos del estudio AVENA revelaron un 25% de sobrepeso y obesidad en adolescentes de 13 a 18 años, el estudio ENKID (2-24 años) cifró en un 35% el sobrepeso y la obesidad en niños. De forma paralela, podemos citar los datos de falta de actividad física (AF) en la población infantil española.

Así por ejemplo, según el Estudio Enkid alrededor del 70% de los niños y adolescentes españoles no realiza AF regular en su tiempo libre (se consideró que la población era activa cuando practicaba ejercicio en el tiempo libre más de 2 días a la semana).

En el Estudio AVENA, un 40,8% de los adolescentes se mostraron físicamente inactivos y, según la Encuesta Nacional de Salud 2006, aproximadamente un 82% de los niños y adolescentes (0-15 años) no practica actividad física con regularidad (varias veces a la semana).

España es el país europeo donde más rápidamente está aumentado la población obesa, y de no poner freno, pronto nos acercaremos a las cifras de prevalencia de los EE.UU.

En niños y adolescentes se ha observado que los hábitos dietéticos prácticamente son idénticos entre sujetos con normopeso y los que presentan sobrepeso y obesidad. La diferencia estriba en la práctica regular de alguno o varios deportes, el número de horas que se dedica a actividades no sedentarias y el número de horas que se está sentado delante del televisor. Los hábitos dietéticos en todos ellos difieren bastante de lo recomendado en todos los países. En cuanto al nivel socioeconómico, en el ya mencionado estudio AVENA, se ha podido observar que el nivel socioeconómico de los padres influye en la prevalencia de obesidad en los varones. Asimismo, el nivel educativo de la madre analizado por separado influye sobre la prevalencia de obesidad en ambos sexos y en todas las edades analizadas. Otro de los aspectos a destacar es que la omisión continuada del desayuno se da con mayor frecuencia entre los que presentan sobrepeso y obesidad, aumentando el número de casos a medida que son mayores especialmente entre las chicas.

Como contrapunto, la práctica de AF regular en estas edades se asocia con una mejor salud cardiovascular, muscular y ósea así como con una mejor coordinación motriz. Además, es un factor de prevención de la obesidad, ya que favorece la disminución de la resistencia a la insulina, el incremento de la lipólisis y la mejora del perfil lipídico, sin olvidar que también produce efectos positivos sobre la ansiedad y la depresión, la autoestima y un mayor rendimiento académico. Existe consenso científico de que estos efectos se consiguen con la práctica de AF de moderada a vigorosa (MVPA) de al menos una hora al día (esto es, la práctica de algún deporte o actividad de intensidad similar, como saltar, correr, patinar, montar en bici, etc.) al menos 5 días a la semana o preferentemente todos los días de la semana. Esta AF vigorosa consigue un efecto similar al entrenamiento deportivo y mejora la condición física. Datos del proyecto AVENA demostraron por primera vez que la condición física, es decir, tener buena resistencia cardiovascular, fuerza en manos y piernas y una cierta flexibilidad y coordinación es un importante marcador de salud, incluso en adolescentes sanos. Aunque también hay que resaltar que se ha comprobado que una buena condición física en los adolescentes, incluso entre los que presentan un porcentaje mayor de grasa corporal, da lugar a iguales o incluso mejores indicadores de salud que en los delgados pero sedentarios. Estudios publicados en diferentes países concuerdan en que las actividades sedentarias no educativas no deben exceder las 2 horas/día.

La práctica de AF regular en estas edades se asocia con una mejor salud cardiovascular, muscular y ósea así como con una mejor coordinación motriz

Conscientes de su importancia, numerosos planes estatales, autonómicos y locales están tratando de inculcar un estilo de vida más activo en la infancia y adolescencia que sirva para invertir la tendencia y donde el ejercicio físico juegue un papel clave. A modo de resumen, cabe destacar a nivel estatal la Estrategia NAOS y dentro de ésta el Programa Perseo, promovida por el MSC. A nivel autonómico encontramos multitud de programas o planes como el Plan para la prevención y el control de la obesidad en la infancia y la adolescencia en la Comunidad Valenciana, Plan para la Promoción de la Actividad Física y la Alimentación Equilibrada 2004-2008 de la Comunidad de Andalucía, el Programa Galego de Actividades Saludables, Ejercicio y Alimentación (PASEA) o el Plan de Educación para la Salud en la Escuela de la Región de Murcia 2005-2010, etc. Recientemente, se ha presentado el Plan Integral para la Actividad Física y el Deporte del Consejo Superior de Deportes (A+D 2009), cuyo objetivo es que un 50% de la población española realice deporte de forma regular en 2019.

También hay que mencionar la reducción de las clases de Educación Física (EF) que se está produciendo en muchos centros educativos españoles, debido a que los actuales planes de estudio restan importancia a esta materia. En contraposición, el Parlamento Europeo hizo un llamamiento a los países de la UE en octubre de 2007 con el fin de aumentar las horas de EF a un mínimo de tres horas semanales, algo que deberíamos exigir los padres. Una reciente publicación de la prestigiosa American Heart Association reivindica el redescubrimiento de la EF y la AF escolar y su rol en la promoción de la actividad física y la salud como posibles soluciones a los alarmantes cambios en los comportamientos sedentarios de niños y jóvenes que estamos viviendo en todo el mundo occidental.



  • González-Gross M, Gómez-Lorente JJ, Valtueña J, Ortiz JC, Meléndez A. The development of the healthy lifestyle pyramid for children and adolescents. Nutr Hosp. 2008; 23(2): 161-170.
  • INE. Encuesta Nacional de Salud 2006. Visitado: 02.07.2009
  • Moreno MC, Muñoz MV, Pérez P, Sánchez-queija I. 2005. Los adolescentes españoles y su salud. Resumen del estudio "Health Behaviour in School Aged Children (HBSC-2002)". Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo. ISBN: 84-0000-000-0.
    Moreno LA, Fleta, Sarría A, Rodríguez G, Bueno M. Secular increases in body fat percentage in male children of Zaragoza, Spain, 1980-1995. Prev Med. 2001;33(5):357-63.
  • Ortega FB, Ruiz JR, Castillo MJ, Moreno LA, Gonzalez-Gross M, Warnberg J, Gutierrez A. Low level of physical fitness in Spanish adolescents. Relevance for future cardiovascular health (AVENA study). Rev Esp Cardiol. 2005;58:898-909.
    Pate RR, Davis MG, Robinson TN, Stone EJ, McKenzie TL, Young JC. Physical activity in children and youth: a leadership role for schools: a scientific statement from the American Heart Association Council on Nutrition, Physical Activity, and Metabolism (Physical Activity Committee) in collaboration with the Councils on Cardiovascular Disease in the Young and Cardiovascular Nursing. Circulation. 2006;114(11):1214-24
  • Serra L, Ribas L, Aranceta J, Perez C, Saavedra P, Pena L. Childhood and adolescent obesity in Spain. Results of the enKid study (1998-2000)]. Med Clin (Barc) 2003, 121:725-732.
  • Strong WB, Malina RM, Blimkie CJR, et al. Evidence based physical activity for school-age youth. J Pediatrics 2005;146:732-737.
  • Tercedor P, Martín-Matillas M, Chillón P, Pérez IJ, Ortega FB, Wärnberg J, Ruiz J, Delgado M y grupo AVENA. Incremento del consumo de tabaco y disminución del nivel de práctica de actividad física en adolescentes españoles. Estudio AVENA. Nutr Hosp. 2007;22(1):89-94

Add new comment