De los números naturales sólo pocos se destacan, particularmente notables que a otros números opacan. Números primos, cuadrados perfectos son ejemplares singulares de numerales selectos, de inolvidables propiedades. Y entre los números importantes no soy yo la excepción, seguro que me has visto antes, pero ahora adivina quién soy. Pues si mi propia raíz cuadrada a mí mismo me restan, por una gracia solo a mí reservada el resultado es justo treinta.