En el principio Dios creó el cielo
y la tierra, luego en su día
exacto colocó los astros en el cielo
y al séptimo día descansó.
Después de billones de años el hombre,
hecho a su imagen y semejanza,
sin nunca descansar, con su
inteligencia laica,
sin temor, en el cielo sereno
de una noche de octubre,
colocó otras luminarias iguales
a aquellas que giraban
desde la creación del mundo. Amén.