Un equipo de investigadores del Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con la Comisión Europea, ha llevado a cabo una investigación para analizar cómo han cambiado los hábitos de uso del vehículo privado tras la pandemia de COVID-19
Investigadores del Centro de Investigación del Transporte (TRANSyT) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y del Joint Research Centre de la Comisión Europea (JRC) han realizado un estudio en 21 ciudades europeas de diferentes tamaños y formas urbanas para analizar cómo ha cambiado el uso del vehículo privado entre los distintos grupos sociales tras la pandemia de COVID-19.
Para ello han desarrollado un modelo que proporciona información sobre cómo las características sociodemográficas del individuo y del hogar, así como sus hábitos de viaje antes del inicio de la pandemia, han afectado a los cambios en su movilidad relacionada con el automóvil tras la llegada del virus. El objetivo del trabajo radica en conocer mejor qué implicaciones sociales y medioambientales pueden tener estos cambios, contribuyendo así a la implementación de políticas de reducción de la dependencia del coche que sean más justas y garanticen que se puedan cubrir las necesidades de movilidad de cualquier grupo social.
Durante la pandemia de COVID-19, el coche privado tuvo un papel fundamental, ya que permitió a la ciudadanía cubrir sus necesidades de movilidad sin renuncia a mantener la distancia social. En los meses posteriores al fin de los confinamientos impuestos por las autoridades, se experimentó un fuerte descenso de la movilidad y un aumento de las actividades en remoto en comparación con los niveles previos a la pandemia.
Este hecho podría haber afectado a los hábitos de transporte con relación al coche privado. A pesar de que a nivel agregado los datos de congestión parecen mostrar que su uso se ha mantenido en niveles similares o incluso superiores a los de 2019, es probable que, a nivel individual, los hábitos de movilidad de la población se hayan modificado de manera diferente según el perfil sociodemográfico de cada persona.
Para comprender mejor este fenómeno, un equipo de investigadores de TRANSyT−UPM y del Joint Research Centre han utilizado la información recopilada en una macroencuesta llevada a cabo por la Comisión Europea en 21 ciudades europeas entre marzo y mayo de 2021, período en el que ya habían finalizado los confinamientos, pero seguían aplicándose ciertas restricciones de movilidad.
Las ciudades elegidas incluyen una amplia variedad en cuanto a localizaciones geográficas y tamaños (por ejemplo, se incluyen ciudades de tamaño medio cómo Málaga o Lille, así como capitales cómo París o Madrid). Con base en esta información, se ha construido un modelo de ecuaciones estructurales generalizado que permite analizar las relaciones entre la propiedad y el uso del coche privado antes y después de la pandemia.
Los resultados muestran que la pandemia ha propiciado un aumento del uso del coche entre grupos sociales que generalmente lo utilizaban con poca frecuencia antes de la llegada del virus. Este es el caso de los menores de 36 años y los residentes en los centros de las ciudades, mientras que no se observan cambios en el uso del coche entre las personas mayores de esa edad y quienes viven en zonas periféricas de las áreas urbanas. Dicho patrón puede ser preocupante en caso de mantenerse, ya que podría suponer un retroceso en los avances conseguidos en los últimos años en la reducción del uso del vehículo privado en los centros urbanos.
Asimismo, los resultados del análisis muestran que los grupos socioeconómicos con menores ingresos y niveles educativos más bajos han sido los más proclives a incrementar su uso del coche debido a la pandemia. “En conjunto, el modelo construido sugiere un escenario en el que, para los trabajadores menos cualificados que tienen que desplazarse obligatoriamente a su lugar del trabajo, el coche ha aumentado su competitividad con respecto al transporte público debido al miedo al contagio y al descenso de la congestión que se experimentó en los meses posteriores a los confinamientos”, señala María Vega Gonzalo, investigadora del TRANSyT-UPM que ha formado parte del equipo de trabajo.
Además, continúa la investigadora, “el análisis revela un claro descenso de la dependencia del coche entre las personas que teletrabajan y cuentan con altos ingresos, lo que muestra que el teletrabajo es una herramienta útil para reducir el uso del vehículo privado y las externalidades negativas que ello genera, pero su alcance es limitado puesto que solo parece afectar a los grupos sociales más privilegiados”.
Cabe destacar otros resultados adicionales obtenidos en el estudio. Respecto al impacto del COVID en el transporte público se ha observado que los usuarios ocasionales de este modo han cambiado poco o nada sus hábitos, mientras que aquellos que usaban el transporte público diariamente antes de la pandemia han empezado a compaginarlo con el coche. “Es interesante señalar finalmente que los cambios en el uso del coche han sido bastante homogéneos a nivel europeo, de manera que no se observan diferencias significativas entre las 21 ciudades analizadas” comenta Juan Gómez Sánchez, también investigador de TRANSyT-UPM.
Dado que el uso excesivo del vehículo privado es una de las principales limitaciones que encuentran las autoridades a la hora de descarbonizar el transporte urbano y cumplir con los objetivos de reducción de emisiones, es fundamental contar con información actualizada de las nuevas tendencias que hayan podido surgir a raíz de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. Este estudio constituye una herramienta valiosa para los planificadores de transporte, ya que permite entender quiénes y por qué razones han modificado su uso del coche para los desplazamientos diarios tras el inicio de la pandemia.
Ello puede contribuir en el diseño de políticas de reducción de la dependencia del coche privado que sean más justas y garanticen que se puedan cubrir las necesidades de movilidad de cualquier grupo social. No obstante, “es necesario seguir monitorizando la evolución de la movilidad en nuestras ciudades para identificar qué tendencias se han mantenido tras la pandemia y cuáles se han visto revertidas a medida que se ha vuelto a la normalidad” concluyen los investigadores.
Referencia bibliográfica: Vega-Gonzalo, M., Gomez, J., & Christidis, P. (2023). How has COVID-19 changed private car use in European urban areas? An analysis of the effect of socio-economic characteristics and mobility habits. Transportation Research Part A: Policy and Practice, 172, 103679. https://doi.org/10.1016/j.tra.2023.103679.