La Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) participa en un proyecto de investigación europeo, denominado BIOntier, que desarrolla materiales más sostenibles que los convencionales, conocidos como biocompuestos, para sectores industriales como la automoción, la aeronáutica, el almacenamiento de energía o los tratamientos de aguas
“Los materiales que nosotros desarrollamos no solo son más respetuosos con el medio ambiente, sino que también aportan soluciones tecnológicas avanzadas para las industrias que los emplean”, explica el responsable del proyecto en la UC3M, Álvaro Vaz-Romero, investigador del grupo de Dinámica de Estructuras Ligeras, perteneciente al Dpto. de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras de la Universidad. Sus características, ligereza, capacidad de reciclaje, durabilidad a la hora de recibir impactos o resistir altas temperaturas ofrecen unas propiedades térmicas, mecánicas y químicas que los posicionan como una alternativa sostenible a los materiales convencionales, según los investigadores.
Los biocompuestos desarrollados por BIOntier abarcan aplicaciones tan diversas como componentes de vehículos, carcasas de baterías y paneles de salpicadero, estructuras aeronáuticas y equipos industriales adaptados a las exigencias térmicas y mecánicas del sector. Así mismo, también se utilizan como absorbedores de impacto estructurales diseñados para mejorar la seguridad en colisiones, tanques de almacenamiento de hidrógeno a baja presión y depósitos de alta presión diseñados para incrementar la durabilidad de los sistemas de purificación.
Hacia una industria más verde y competitiva
La UC3M participa en el proyecto como líder de un paquete de trabajo enfocado en la caracterización experimental de estos materiales. Esto incluye el diseño de pruebas para analizar el rendimiento de los biocompuestos bajo diferentes condiciones de carga y ambientes de trabajo, así como la simulación numérica basada en los datos obtenidos en los ensayos. “Nuestro laboratorio realiza una parte de estas pruebas, combinando análisis experimentales y simulaciones computacionales para ofrecer un panorama completo sobre el comportamiento de estos materiales”, detalla Álvaro.
Todos estos experimentos buscan mejorar tanto la síntesis como la estabilidad de los biocompuestos, a la vez que se reduce su huella ecológica. “Esto se alinea con los objetivos de la bioeconomía circular, promoviendo materiales sostenibles que puedan competir en el mercado global, facilitando su integración en productos industriales ya existentes”, concluye Álvaro.
El proyecto BIOntier (Breaking Frontiers in sustainable and circular biocomposites with high performance for multi-sector applications), coordinado por el centro de investigación FORTH en Grecia y con una financiación superior a 7 millones de euros (GA 101155925), reúne a 25 socios entre los que destacan universidades, centros de investigación, pymes y grandes empresas de 12 países.