La franja del océano Atlántico Norte comprendida entre Canarias y el estrecho de Gibraltar se comporta como un sumidero natural de gases de efecto invernadero
La franja del océano Atlántico Norte comprendida entre Canarias y el estrecho de Gibraltar se comporta como un sumidero natural de gases de efecto invernadero, que absorbe de la atmósfera un promedio de 2,65 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año.
Un equipo de investigadores del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y el Instituto Francés de Investigaciones para la Explotación del Mar (Ifremer) publica en la revista “Science of the Total Environment” los resultados de las observaciones que han realizado sobre el flujo de CO2 entre el océano y la atmósfera en esa zona.
A partir de los datos recopilados entre febrero de 2019 y febrero de 2020 por barcos de observación, los científicos han comprobado que esa franja del Atlántico descarga CO2 a la atmósfera durante tres de las cuatro estaciones del año (otoño, invierno y primavera), mientras que libera dióxido de carbono al aire en verano.
Sumidero natural de CO2
De acuerdo con este trabajo, cuyo primer firmante es David Curbelo Hernández, el momento de mayor absorción de CO2 por parte del océano en esa franja del Atlántico Norte es el invierno (3,26 milimoles por metro cuadrado al día), seguido por la primavera (2,72 mmol/m2 al día) y el otoño (0,29 mmol/m2 al día).
En cambio, en verano, el Atlántico libera entre Canarias y Cádiz un promedio de 1,77 milimoles de CO2 por metro cuadrado al día.
En esa franja marítima, el intercambio de CO2 entre el agua y la atmósfera está controlado por la temperatura: en los meses fríos, la aguas superficiales de toda la zona absorben dióxido de carbono y en los meses cálidos, lo liberan.
El entorno más próximo a las Islas Canarias se comporta como un sumidero natural de CO2 en el balance del año, pero con una intensidad menor que las aguas situadas sobre la placa continental del noroeste de África, que retiran del aire casi el doble de dióxido de carbono por metro cuadrado de superficie.