
Los cambios estructurales y funcionales que provoca la cocaína en el cerebro favorecen la adicción
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El consumo de cocaína produce cambios estructurales en el cerebro, reduciendo el volumen de determinadas regiones, y también funcionales, afectando a los procesos cognitivos y motivacionales | |
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Nuestras investigaciones han puesto de manifiesto que, en determinadas circunstancias, la actividad cerebral asociada con el control cognitivo es menor en las personas cocainómanas en relación a otras que no lo son. Para el estudio se ha analizado el funcionamiento del cerebro mientras resolvía pruebas relacionadas con el efecto Stroop. El efecto Stroop pone de manifiesto la interferencia que producen procesos psicológicos automáticos como leer, lo que nos hace acceder al significado de las palabras, sobre otros controlados relacionados con el objetivo de la tarea encomendada a la persona. Así, los participantes en el estudio debían decir el color en que estaba escrito 'el nombre de un color', o él número de veces que se repetía el nombre de un número (por ejemplo, 'dos, dos, dos'). La interferencia cognitiva se produce por significado de las palabrasal leer de forma automática los nombres, y en consecuencia tardamos mucho más en decir el color o el número que si fuera una palabra común como 'casa', lo que implica que la lectura interfiere sobre nuestro objetivo. En este caso vimos cómo los pacientes con adicción mostraban una respuesta más lenta y una menor activación cerebral, lo que implica un funcionamiento deficiente.
En cuanto al procesamiento de los estímulos motivacionales, el estudio ha analizado la respuesta del cerebro ante la posibilidad de ganar y cuando se gana dinero. La droga impacta directamente sobre el sistema de recompensa cerebral, un conjunto de estructuras cerebrales que reaccionan ante los reforzadores como la comida, el sexo, el dinero o las drogas. El estudio de la reacción cerebral ante reforzadores como el sexo o el dinero permiten ver si la cocaína ha afectado el sistema de recompensa sin necesidad de utilizar la droga. En este caso, la respuesta cerebral del estriado ante la posibilidad de ganar era más reducida en las personas que eran cocainómanas, y variaba en función del tiempo que la persona había estado en tratamiento. El mayor tiempo en tratamiento se asociaba a un incremento en la respuesta del estriado ante la posibilidad de ganar dinero, lo que sugiere una recuperación de su funcionamiento normal. Por otro lado, la respuesta cerebral cuando ganaban se redujo conforme mayor era el tiempo en abstinencia. Estudios previos han mostrado un incremento en la activación cerebral de personas con adicción a la cocaína cuando ganan dinero en comparación con personas sanas. Si este resultado lo unimos a los efectos asociados a la abstinencia, sugieren que la abstinencia también favorece la recuperación del funcionamiento cerebral en pacientes con adicción a la cocaína. La reducción en la capacidad de controlar la conducta unida a la pérdida de motivación frente a otros estímulos que no sean las drogas favorece la adicción y hace más difíciles los procesos de desintoxicación.
Todos estos resultados cobran sentido cuando se suman a otros que se están obteniendo en este mismo campo y toda la investigación previa, a pesar de que las variaciones en las muestras pueden dar resultados contradictorios entre estudios. Los efectos esperados a nivel cerebral cuando la persona está consumiendo cocaína o está abstinente se han observado que pueden ser diferentes. Asimismo, un aspecto a tener en cuenta es en qué medida los cambios en el cerebro son producidos por el consumo de drogas frente a la posibilidad de que las características de una determinada estructura y funcionamiento cerebral incremente la predisposición a tomar este tipo de sustancias. Las diferencias observadas en los estudios entre los pacientes adictos y las personas sanas son difícilmente atribuibles al consumo o a la predisposición al consumo. Por ejemplo, estudios en animales han mostrado que rasgos como la impulsividad favorecen el consumo y que el consumo agudiza el rasgo. El análisis de los cambios temporales asociados a la abstinencia podría indicar cambios específicos asociados con la adicción.
En cualquier caso, una mayor comprensión del modo en el que funciona el cerebro de los cocainómanos puede favorecer tratamientos más adecuados. En los próximos años, nuestro grupo analizará las interacciones entre procesos cognitivos y motivacionales en consumidores de cocaína, relacionando el control cognitivo con la posibilidad de alcanzar una recompensa, es decir, determinando cuándo se es capaz de controlarse aun pudiendo ganar algo. Para el desarrollo de las investigaciones el grupo cuenta con la colaboración de las unidades de conductas adictivas de San Agustín, de La ValldUixó y del Hospital de Sagunto. De la misma manera, estos estudios no serían posibles sin la participación voluntaria de decenas de personas que sufren la adicción a cocaína en las investigaciones y a los que me manifiesto sinceramente agradecido.
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