HISTORIAS DE MÉDICOS
Son, como hemos dicho, trece cuentos, pero pueden leerse como una novela dada su homogeneidad y la repetición con variaciones de las diferentes situaciones narrativas. El esquema es casi siempre similar: Un médico, un enfermo y su familia de extracción social humilde. La figura del médico es tolerante comprensiva, filantrópica y a veces algo desordenada, como sucede en el excepcional <<El viejo doctor Rivers>>, donde se perfila un auténtico mito por encima del caos existencial del personaje. Williams deja fluir una amplia humanidad, capaz de sintonizar con el sufrimiento de la gente modesta, en su doble condición de personas y de sujetos que padecen la historia. Como en el decurso vital, en el decurso narrativo, literario, las resoluciones de los conflictos son ora positivos, ora negativos. No es un paralelismo gratuito ni obvio: existe una acendrada voluntad de realismo en el conjunto.
El narrador exhibe una permanente concepción solidaria con las víctimas, que excede con mucho los planteamientos ideológicos. Las victimas más zarandeadas se encuentran entre los niños, como si el autor quisiera subrayar el adverso destino que el mundo depara a los más inocentes. No falta la explicita denuncia social, como ocurre en <<La enfermera sobornada>>, donde se ponen de relieve las penosas condiciones laborales de de los trabajadores.
Los relatos se adivinan todos frutos de intensa experiencia vital, que es sin duda la del médico escritor, cuya voz oímos en los textos casi siempre. Con todo, esta intensidad es también resultado de la elaboración artística, más penetrante de lo que de entrada cabría suponer. Reseña realizada por Miguel García-Posada