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"Galileo es un mártir de la libertad de cátedra y, por extensión, de la libertad de expresión"

Carlos Elías<br/>Profesor Titular de Periodismo de la UC3M

Carlos Elías es uno de esos singulares casos en España con una carrera de ciencias (Químicas) y otra de letras (Periodismo), por lo que es un apasionado de la diferencia entre esas dos culturas. Experto en comprensión pública de la ciencia, trabajó como científico y, después, como periodista en la Agencia Efe y El Mundo. Profesor Titular de Periodismo -acreditado como catedrático- en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), fue visiting fellow en la London School of Economics durante un año. Tiene más de medio centenar de publicaciones científicas y cinco libros; el último, La razón estrangulada (Debate, 2008). Es el comisario de una exposición, "Grandes páginas para una pequeña historia de la astronomía" que se pueden visitar en el museo de la Biblioteca Nacional hasta finales de enero de 2010 y en la se pueden contemplar las primeras ediciones de todos los libros de Galileo y otros grandes genios de la astronomía. Recientemente ha impartido una conferencia en el marco del ciclo Astrocharlas de la UC3M.

1.- ¿Hasta qué punto cambio el universo Galileo?

Lo cambió radicalmente porque demostró y, sobre todo, difundió muy eficazmente el modelo copernicano de una Tierra móvil que gira en torno al Sol, desterrando la idea de Tierra como centro universal. Psicológicamente, el que no fuéramos el centro de todo, como sostenía la Iglesia, fue un shock en la época. Pero, por encima de todo eso, Galileo fue el primer científico moderno. Entendió que sólo hay una forma de comprender el mundo: observarlo con instrumentos adecuados y poseer un gran dominio de las matemáticas que, como él dijo, es el lenguaje en el que se comunica el universo. Con esas dos premisas ha avanzado la ciencia y la tecnología y se ha llegado al mundo actual tan diferente del medieval.

2.- ¿Qué cree que hubiera pasado si no hubiera existido?

Imposible saberlo. Copérnico ya había publicado su De Revolutionibus, Brahe había hecho aportaciones interesantes y Kepler ya empezó a diferenciar entre astrología y astronomía. Había un caldo de cultivo, en especial en los países protestantes, para que se produjera ese paso hacia el método científico moderno. Sin embargo, visto desde ahora y sin que sirva de excusa, a la gloria póstuma de Galileo le ha beneficiado haber vivido en un país católico y, por tanto, que lo persiguieran por sus ideas y lo encarcelaran a perpetuidad. La humillación intelectual a la que fue sometido por los jesuitas lo convirtió en mito universal de la lucha entre talento y poder. Fue un disidente intelectual torturado por el poder y la cultura occidental siempre ha sentido gran fascinación por ellos. Newton, por ejemplo, es más importante en la ciencia que Galileo; sin embargo, como vivió relativamente cómodo en el sistema, su vida y su figura no despiertan tantas pasiones.

3.- En su conferencia hace un breve recorrido por la historia de la astronomía. ¿Qué otros personajes despiertan su interés desde su óptica de periodista?

Como periodista, pienso que ninguno llega a la altura de Galileo. Imposible. Primero porque fue un excelente escritor. ¡Hasta se atrevió con la poesía! Pero, sobre todo, Galileo es un mártir de la libertad de cátedra y, por extensión, de la libertad de expresión. El que lo obligaran a retractarse de la verdad contenida en su libro fue una crueldad intelectual intolerable, pero esa injusticia nos recuerda que jamás debe repetirse algo así si se quiere progresar, tanto en la ciencia como en democracia. Su último libro Dos nuevas ciencias, tuvo que ser publicado en Leiden, cuya universidad (protestante) fue la primera en instaurar la libertad de cátedra. La frase atribuida a Galileo tras su retractación, "eppur, si mueve", la pronunciamos siempre los periodistas entre dientes cuando nos obligan a ocultar la verdad.

4.- ¿Y desde su perspectiva científica de químico, que otros grandes personajes de la astronomía le llaman la atención?

Como químico, elijo sin dudarlo a Newton porque demostró que el mundo no está regido por la magia o por los dioses, sino por ecuaciones matemáticas que describen leyes generales. Su ley de gravitación sirve tanto para una manzana como para un planeta. Cuando la química aspiró a eso y despreció la tradición alquimista, se convirtió en la ciencia central que lo explica todo: desde la formación del universo hasta la vida o las emociones. La química, además, es astronomía: los elementos químicos no se forman en la Tierra, sino que son el producto de cataclismos estelares. El mundo, y nosotros mismos, somos polvo de estrellas muertas que sigue leyes químicas concretas. Llegar a esa excelente definición del ser humano ha costado mucho, pero es la única que puede demostrarse. Siguiendo esas leyes, los químicos son lo más parecido a Dios: pueden crear vida desde la materia inerte, como es el caso de las bacterias sintéticas que pronto veremos.

5.- Centrándonos en el sabio italiano, ¿qué es lo que destacaría de la figura de Galileo?

Su valentía intelectual. Luchó por la verdad científica arriesgando su vida. Era consciente de que lo podían matar: por eso su libro más famoso lo escribió en forma de diálogo, así no era él, sino sus personajes quienes expresaban ideas heréticas. Pero no se amedrentó y publicó. Embaucó a los inquisidores, que le otorgaron el permiso de publicación y, además, ridiculizó al Papa. Fue valiente. No fue como Copérnico que casi esperó a morirse para publicar su libro. Galileo es el gran héroe de los universitarios brillantes. Teniendo en cuenta lo osado que fue, a veces me pregunto si, en realidad, él quería morir, para emular, como se hizo con Jesucristo, la gran muerte de Occidente: la de Sócrates. Pero le aterrorizó la tortura (la Inquisición no ofrecía cicuta) y, por eso, se retractó.

6.- Todos hemos oído hablar mucho de Galileo, pero ¿hay alguna historia poco conocida de su vida que haya descubierto recientemente y que le haya sorprendido?

Una que lo hizo muy famoso fue el poema satírico que escribió contra el traje académico y los profesores que lo llevaban. Demuestra que siempre nadó a contracorriente, incluso en las cosas más nimias. Pero esa actitud es la única forma de saber que se está vivo, porque hasta los cadáveres nadan a favor de la corriente. Otra historia más bonita es que sus discípulos sacaron clandestinamente su último libro de Italia y lo imprimieron en Leiden con la leyenda "publicado sin permiso del autor" para burlar a la Inquisición. Manifiesta la épica insuperable que tiene la ciencia occidental como disciplina académica.

7.- ¿Cuándo comenzó a interesarse por este tema?

Cuando estudiaba Químicas, en segundo tuve una asignatura anual, Mecánica clásica, cuyo profesor tenía la habilidad de enseñar matemáticas, física e historia a la vez. Llegar a Galileo desde las matemáticas es mucho mejor que desde otras disciplinas, porque lo comprendes en el lenguaje que él amaba. La asignatura se complementó con un seminario sobre las matemáticas de Kepler y Newton. Todos los profesores que participaron también reverenciaban a Galileo. Cuando te dan ese enfoque a los 19 años te marca para toda la vida. Luego, cuando estudiaba Periodismo, intenté hacer un trabajo sobre las matemáticas como elemento de persuasión de masas (porque es el único lenguaje universal y eterno), usando a Galileo; pero la profesora dijo que ella no podría entenderlo y que me suspendería. Eso hizo que me interesara aún más en el asunto y en por qué ella no lo entendía.

8.- ¿Era un buen comunicador científico Galileo?

Era excelente. Unía su gran habilidad como relaciones públicas y de saberse vender con un estilo literario brillante. Se hizo muy famoso (y eso le granjeó las envidias de los mediocres que medraban en las universidades) porque sus libros eran muy vendidos pero, sobre todo, entendidos. Su Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo fue un best seller y, por ello, la Inquisición se alarmó y lo condenó. Estaba tan bien escrito que convenció a todos de que él tenía razón y acabó con 1.600 años de geocentrismo. La buena literatura como elemento de persuasión es también fundamental en la comunicación de masas. Matemáticas y literatura hacen muy buena combinación porque se complementan: el mensaje llega de dos formas.

9.- ¿Cuál es el libro de Galileo que más le ha llamado la atención? ¿Por qué?

Creo que El ensayador. Galileo lo publicó en 1623 pero, en cierto modo, se parece mucho al polémico libro de Las Dos culturas que Snow publicó en 1960. Galileo, en El ensayador, desprecia el conocimiento que se asienta en las citas de autoridad de otros. Sólo las matemáticas llevan a la verdad. Snow tiene otro enfoque pero llega a la misma conclusión: sólo las ciencias con base matemática merecen la pena. La idea de ambos es la misma: una disciplina sólo puede considerarse rigurosa si tiene una amplia base matemática y, desde aquí, se puede ir luego a cualquier lugar. Me gusta esta idea porque aún hoy en día es muy transgresora. La gente quiere entender el mundo sin saber matemáticas y eso, según Galileo, es imposible. Ya dijo Platón que en su Academia no quería a nadie que no supiera geometría. Pero no olvide que a la vez Platón es uno de los mejores narradores de la historia.

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