Ya el venturoso tiempo está cercano
en que los buenos españoles vean
que, de esta filosófica oficina,
el amor de las ciencias se difunde,
y en la nación rápidamente cunde.
No serán ya al oído castellano
nombres desconocidos litologia,
metalurgia,, halotecnia, ornitologia. (1)
Ya para el nuevo gabinete ofrecen
ambos mundos sus varias producciones…
¿Qué mucho, si, a porfía con sus dones,
parece que los dioses le enriquecen?
Adornarle con aves peregrinas,
como diosa del aire, quiere Juno;
tribútale a Neptuno
sus raros peces y sus perlas finas;
Tetis añade conchas y corales;
la madre Vesta piedras especiales
y los productos de sus ricas minas;
Febo y Marte presentan sus metales,
oro y hierro; Diana facilita
las fieras de los bosques en que habita;
cédenle Flora, Ceres y Amaltea
cuanto el influjo de las tres procrea;
y, sobre todo, el Júpiter hispano
da sus luces y brazo soberano.
Él fue quien tal intento
promovió con sus dádivas reales;
él es de quien las ciencias naturales
aún esperan más auge y ornamento,
pues no será este docto gabinete
el único favor que le merezcan.
No, que su providencia las promete
disponer ya un jardín donde florezcan:
un gran jardín botánico, inmediato
a los jardines del monarca mismo.
Ni en la idea cabrán, ni en el guarismo,
las plantas que aquel nuevo territorio
producirá, obediente a su mandato.
Allí un laboratorio
de química igualmente se prepara,
glorioso monumento
que deja el tercer Carlos, del fomento
(1) litologia, ornitologia: léanse sin tilde.