Desde los cuatro puntos cardinales
de nuestro buen planeta
-joven, pese a sus múltiples arrugas-,
miles de inteligencias
poderosas y activas
para ensanchar los campos de la ciencia,
tan vastos ya que la razón se pierde
en sus frondas inmensas,
acuden a la cita que el progreso
les da desde su templo de cien puertas.
Obreros incansables, yo os saludo,
llena de asombro y de respeto llena,
viendo como la Fe que guió un día
hacia el desierto al santo anacoreta,
hoy con la misma venda transparente
hasta el umbral de lo imposible os lleva.
iEsperad y creed!, crea el que cree,
y ama con doble ardor aquel que espera.