• Neumotorax

    El nitrógeno entró
    El manómetro marcó
              positivo
    Ella tumbada con el costado
    perforado por la aguja.
    Las gafas brillaban viviendo
    Su vida de sabio aburrido
    Una tos anestesiaba el aire
    Cloroformo - Aceite gomenolado
         C'est ça!
    Pas bien du sommet gauche
    La pantalla lo dijo
    Ella tosía y tosían todos
         C'est ça!
    Dentro de aquel otro pecho
    se oía y golpeaba las manos
    la pectoriloquia áfona
    trente deux, trente trois.

  • Ingeniería de la servilleta

    Imagínate que no fuéramos esa carne suave
    que se desgarra en pernos oxidados y astillas
    sino algo mucho más duro, algo que brilla.
    Que todas esas linfas, puses, caóticos fluidos

    que discurren por autopistas de metástasis,
    o justo por sucias cañerías con residuos
    aparcados en doble fila en cada curva, que
    toda esa viscosidad sangrara. Imagínate,

    un nosotros mejor, no un ensayo de construcción
    corpórea de algún micólogo chapucero, sino algo diseñado
    para durar: en brillante acero 304 inoxidable, o hierro

  • A la nueva luna

    En el principio Dios creó el cielo
    y la tierra, luego en su día
    exacto colocó los astros en el cielo
    y al séptimo día descansó.
    Después de billones de años el hombre,
    hecho a su imagen y semejanza,
    sin nunca descansar, con su
    inteligencia laica,
    sin temor, en el cielo sereno
    de una noche de octubre,
    colocó otras luminarias iguales
    a aquellas que giraban
    desde la creación del mundo. Amén.

  • A la línea

    A TI, contorno de la gracia humana,
    recta, curva, bailable geometría,
    delirante en la luz, caligrafía
    que diluye la niebla más liviana.

    A ti, sumisa cuanto más tirana,
    misteriosa de flor y astronomía
    imprescindible al sueño y la poesía,
    urgente al curso que tu ley dimana.

    A ti, bella expresión de lo distinto,
    complejidad, araña, laberinto
    donde se mueve presa la figura.

    El infinito azul es tu palacio.
    Te canta el punto ardiendo en el espacio.
    A ti, andamio y sostén de la Pintura.

  • Oh hada cibernética

    Oh Hada Cibernética
    cuándo harás que los huesos de mis manos
    se muevan alegremente
    para escribir al fin lo que yo desee
    a la hora que en venga en gana
    y los encajes de mis órganos secretos
    tengan facciones sosegadas
    en las últimas horas del día
    mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mi
    cuerpo.

  • Insolito atractor

    Minutos, horas, días enteros
    inclinado sobre el barandal,
    sobre millones
    de insolubles ecuaciones,
    miro en el ojo del huracán,
    que mira mis ojos;

    verdecaliza, blancoespumeante
    susurra la clara materia,
    girando hipnótica,
    el yeso brillando
    en remolinos que retornan
    nunca retornando;

    y arriba del todo, felpudo,
    en la espuma, en la luz,
    vacila, danza algo húmedo,
    pardo, que danza
    pero no se hunde,
    vacila
    un osito de peluche.

  • Rayos x

           El corazón y la caverna.
    Koch.

                  La luz color de manzana.

    Me lo trajeron tosiendo.
    Fiebre

           El corazón tras la pantalla.
    Sus manos agudas
    como dos garras.
    Tos.

                  Me lo trajeron sangrando
    como una llaga.
    Tic-tac-Tic-tac.

    El pulso galopaba,
    y yo corrí tras del pulso

  • Ojos humanos(gregorio marañón)

      Tenía unos ojos oscuros,
    cejas espesas, bajas, que daban una sombra buena
    a su luz confiada.
    Nacía ese destello
    y no diríais que era luz de un niño.
    Allí, en su origen, con pureza tanta.
    pero cuando llegaba a los hombres
    aquella luz había
    hecho un duro viaje; milagrosamente limpia aún
    mas en largo transcurso.
    Su rayo había crecido entre la muerte,
    entre crudas u horribles agonías,
    entre el nacimiento y el llanto,
    entre la risa hermosa de los sanos,
    y había viajado extensamente, con detenciones tris-
        tes,

  • Oda a la tipografía

    Letras largas, severas,
    verticales,
    hechas
    de línea
    pura,
    erguidas
    como el mástil
    del navío
    en medio
    de la página
    llena
    de confusión y turbulencia,
    Bodonis
    algebraicos,
    letras
    cabales,
    finas
    como lebreles,
    sometidas
    al rectángulo blanco
    de la geometría,
    vocales
    elzeviras
    acuñadas
    en el menudo acero
    del taller junto al agua,
    en Flandes, en el norte
    acanalado,
    cifras
    del ancla,
    caracteres de Aldus,
    firmes como
    la estatura
    marina
    de Venecia
    en cuyas aguas madres,
    como vela

  • Oda al libro (i)

    Libro, cuando te cierro
    abro la vida.
    Escucho
    entrecortados gritos
    en los puertos.
    Los lingotes del cobre
    cruzan los arenales,
    bajan a Tocopilla.
    Es de noche.
    Entre la islas
    nuestro océano
    palpita con sus peces.
    Toca los pies, los muslos,
    Las costillas calcáreas
    de mi patria.
    Toda la noche pega en sus orillas
    y con la luz de día
    amanece cantando
    como si despertara una guitarra.
    A mí me llama el golpe
    del océano. A mí
    me llama el viento,
    y Rodríguez me llama,
    José Antonio,
    recibí un telegrama
    del sindicato Mina