Minutos, horas, días enteros
inclinado sobre el barandal,
sobre millones
de insolubles ecuaciones,
miro en el ojo del huracán,
que mira mis ojos;
verdecaliza, blancoespumeante
susurra la clara materia,
girando hipnótica,
el yeso brillando
en remolinos que retornan
nunca retornando;
y arriba del todo, felpudo,
en la espuma, en la luz,
vacila, danza algo húmedo,
pardo, que danza
pero no se hunde,
vacila
un osito de peluche.