No importa que estés
en el escenario del verano,
en el centro de sus desafíos.
Distante de sus fuegos
vas caminando a solas,
entre estatuas nevadas,
por las piedras
del puente de Carlos,
infinito.
Te miras caminar,
te ves mirando como el hielo
cuaja en islas efímeras,
corre río abajo,
se unce en un punto
lejos de aquí
-¿qué aquí?-
entre nuevas orillas.
El relámpago es indecible.