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Juan José Ibáñez, Ronald Job Vargas Rojas y Luca Montanarella

Alianza Global por el Suelo (The Global Soil Partnership). Un Acuerdo Imprescindible para Alcanzar el Desarrollo Sustentable en el Planeta

El recurso suelo (edafosfera) en buen estado de conservación, resulta ser imprescindible con vistas al mantenimiento de la biosfera, así como para alcanzar el deseado desarrollo sustentable. Se trata de un hecho reconocido científicamente aunque durante décadas ha sido relegado tanto de las agendas nacionales como regionales y globales. Un dato basta para mostrar la gravedad que ha alcanzado su deterioro. Expertos de la Unión Europea consideran que para restaurar y cuidar los suelos de esta mancomunidad de países (objetivo de la Directiva Europea de Protección de Suelos, pendiente de aprobación a causa de una minoría de bloqueo) se requerirían varias decenas de “billones de Euros”. Se trata del precio a pagar tras décadas de abandono y/o políticas rácanas e ineficientes. La propia Agencia Europea de Medio Ambiente reconoce explícitamente que se trata de una de las materias de política ambiental en la que sus estados miembros muestran más deficiencias. No resulta fácil explicar como se ha llegado a esta situación, al menos desde una perspectiva racional.
Al contrario que en el caso de otros recursos naturales, la edafosfera ha sido soslayada hasta le fecha de todos los convenios internacionales en materia de protección del medio ambiente, desde la década de los años 70 del siglo pasado. Más aun, tal desinterés ha terminado por diezmar la comunidad de expertos que estudian los suelos (edafólogos). Si tratáramos a las disciplinas científicas como especies biológicas, cabría señalar que tal colectivo debiera incluirse en un virtual libro rojo, es decir “en riesgo de extinción”. Cabría recordar que los suelos en buenas condiciones de uso y manejo son imprescindibles para la producción agraria y ganadera de todos los países, en un mundo cuyo crecimiento demográfico prosigue de forma inexorable.

El uso insustentable del recurso suelo ha derivado en un proceso de degradación y pérdida que ha ido creciendo hasta límites insostenibles. Los problemas que afectan a la edafosfera son de diversa índole y siempre auspiciados por su paupérrima gestión. Hablamos de erosión, sellado urbano y por infraestructuras, pérdida de fertilidad, contaminación, salinización, acidificación, etc. Al mismo tiempo, se trata de un enorme sumidero de carbono, que almacena varias veces los contenidos que atesora la atmósfera. De su adecuado manejo depende que sigan siendo fuentes de emisiones de este gas, o retornemos positivamente a que secuestren enormes cantidades de anhídrido carbónico, ayudando a paliar el calentamiento climático.

La tragedia sufrida por EE.UU., conocida por “la Gran Depresión” de 1928 fue producto de problemas financieros, unidos a un año en donde la erosión eólica generó la pérdida de suelos del gran granero de este país, mermando las cosechas y subsumiendo a la población en la pobreza. Hablamos de la conocida “Dust Bowl” cuya gravedad quedo expresada por la conocida frase de Franklin D. Roosevelt (1882-1945): “La nación que destruye su suelo se destruye a si misma”. Hoy en día resulta palmario que sus consejos no fueron escuchados.

“Alianza Global por el Suelo”. Tal iniciativa es liderada por la FAO y JRC de la Comisión Europea, teniendo como objetivo el uso sustentable y productivo del recurso suelo a nivel global, con vistas a salvaguardar la seguridad alimentaria y lograr la mitigación y adaptación al cambio climático

Treinta años después comenzó la denominada “revolución verde” de la década de los años sesenta. Nadie duda que ayudó, en gran medida, a paliar el hambre en el mundo. Sin embargo los principios sobre los que se cimentaba resultaron no ser sustentables, generando muchos de los problemas a los que actualmente tenemos que enfrentarnos. Así, por ejemplo, sin pretender ser exhaustivos, los excesos de la fertilización y el abuso en la aplicación de pesticidas contaminaron suelos y aguas, mientras que el uso de maquinaria muy pesada terminó por compactar los suelos, propiciando su degradación física. Del mismo modo, el tradicional empleo de los abonos orgánicos fue reemplazado por el de los minerales, induciendo la pérdida de materia orgánica de los suelos que, de este modo, pasaron de ser secuestradores a emisores de CO2, metano y óxidos nitrosos, favoreciendo el calentamiento de la atmósfera. Finalmente, las granjas industriales de ganado, también terminaron por contaminar química y biológicamente suelos y aguas, convirtiéndose en un problema de salud pública de primera magnitud. Urge pues investigar modelos alternativos en nuestra producción agropecuaria que constaten ser sustentables y respetuosos con el medio ambiente. Existen numerosas estadísticas que avalan tales consideraciones. Ahora bien, baste con observar este mapa del mundo que muestra nuestro impacto en la edafosfera.

Recursos edáficos. Juan José Ibáñez y Juan Sánchez
Preservación de la edafodiversidad. Gráfico: Juan José Ibáñez y Juan Sánchez

De la conservación de la edafosfera depende también la preservación de otros recursos naturales imprescindibles para la especie humana, como lo es la biodiversidad, por cuanto al degradarse o erosionarse el suelo los ecosistemas padecen graves perturbaciones, pudiendo incluso llegar a colapsarse. Más aún, el suelo atesora en su seno una mayor biodiversidad que la que acaece sobre él, siendo aquella la responsable de reciclar la mayor parte de la biomasa. Por tal motivo, el suelo es considerado como un gran reactor, una especie de subsistema encargado del metabolismo de los ecosistemas naturales y agrarios. Sin embargo, tal rol esta siendo gravemente deteriorado por el vertido al medio edáfico de todo tipo de contaminantes, al margen de los agroquímicos ya aludidos, así como de su propia pérdida por erosión y sellado. Por ejemplo, en buena medida, la génesis de la resistencia a los antibióticos es una consecuencia de percibir a los recursos edáficos como un vertedero al que se puede arrojar cualquier tipo de sustancia. También se acaba de constatar por ejemplo, que las nanopartículas se acumulan allí, pudiendo ir contaminando toda la cadena trófica a través del proceso denominado biomagnificación. Sus efectos sobre la salud pública aun no han sido esclarecidos.

El recurso suelo resulta vital con vistas a la alimentación de la humanidad y el mantenimiento de la biosfera. Su manejo insustentable genera un impacto directo en la subsistencia de la población rural. Foto Ronald J. Vargas

Debe tenerse en cuenta que la contaminación de los suelos genera al mismo tiempo la de las aguas (y viceversa), mientras que por el contrario, unos recursos edáficos en buen estado ayudan a limpiarlas de contaminantes y exceso de nutrientes (sobre fertilización).

Tras tres decenios de desinterés por el recurso suelo y su investigación, urge pues, que nuestras autoridades incluyan a este vital recurso como un tema prioritario en la agenda global. Resulta imperioso actualizar los inventarios obsoletos, monitorear el estado de los suelos y adoptar nuevas prácticas de uso y manejo sustentables que reemplacen a las actuales, intentando a la par aumentar en la medida de lo posible las producciones agropecuarias. Todo ello demanda incrementar ostensiblemente los recursos materiales y humanos destinados a la investigación. La ciencia del suelo, denostada durante tiempo, demanda una especial atención, tanto en sus aspectos básicos como aplicados. Su importancia resulta ser tan crucial como la de cualquier otro recurso natural.

Y así, en este contexto, sale a la luz la iniciativa internacional denominada “The Global Soil Partnership”, la cual podría ser traducida al español como “Alianza Global por el Suelo”. Tal iniciativa es liderada por la FAO y JRC de la Comisión Europea, teniendo como objetivo el uso sustentable y productivo del recurso suelo a nivel global, con vistas a salvaguardar la seguridad alimentaria y lograr la mitigación y adaptación al cambio climático.

Los pilares que sostienen la “Alianza Global por el Suelo” se exponen a continuación.

Harmonización y establecimiento de guías y estándares para métodos, mediciones e indicadores del suelo;

Fortalecimiento de los datos e información de suelos: recolección, validación, presentación, monitoreo e integración con otras disciplinas;

Promover la investigación y desarrollo de la ciencia del suelo enfocada a las prioridades globales, regionales y nacionales;.

Promover el manejo sustentable del recurso suelo y la gobernanza global para su protección y la productividad sustentable;

Promover y motivar la inversión y cooperación técnica en todo concerniente a los suelos.

Se esperan como socios de esta alianza a organizaciones internacionales, regionales y nacionales, sociedades de la ciencia del suelo, organismos financiadores, universidades, organizaciones de productores, etc, y en definitiva a todos aquellos interesados en formar parte activa de esta alianza en pro de los recursos edáficos.

El lanzamiento de la Alianza tendrá lugar del 7 al 9 de Septiembre de 2011 en la sede de la FAO en Roma, Italia. Se espera una activa participación de representantes procedentes de numerosas instituciones alrededor del mundo.

Consideramos que esta es la única oportunidad para poder unir esfuerzos, de tal modo que se pueda garantizar que el recurso suelo pueda seguir siendo la base del progreso de las generaciones venideras. La activa participación de todos los agentes interesados fortalecerá esta alianza.


Juan José Ibáñez (Centro de Investigaciones Sobre Desertificación, CSIC-UV)
Ronald Job Vargas Rojas (División de Tierras y Aguas de la FAO, Roma)
Luca Montanarella (Secretario General del European Soil Buro, European Commission - DG JRC, Ispra, VA, Italia)



Referencias

The Global Soil Partnership (FAO)
Propuesta de la Directiva Europea de Protección de Suelos (EC)

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