Una casa de salud
del barrio de Montsouris
la contemplo con frecuencia
al pasear por allí,
y la veo tan sombría,
tan miserable y tan gris,
que me produce impresión
de casa de folletín.
Tiene una traza siniestra,
torva, misteriosa, hostil,
con sus balcones cerrados
y su pequeño jardín.
¿Quién puede buscar salud
en un edificio así,
si sólo ver esa casa
produce a cualquiera esplín?
Yo pienso, con cierto espanto,
que algo se debe encubrir
tras esas paredes tristes
de este rincón de París.
Supongo gente encerrada