• Teoría del iceberg

    (réplica a un poeta que se esconde)


    1


    Acudo a las sombras
    sospecho de su complicidad
    y me escondo.


    Para una teoría del iceberg
    olvida su imponente apariencia
    y su fobia a la cartografía.
    No confíes en tu astucia
    de observador avezado
    ni uses en tu ayuda
    las leyes de la Física.
    No esperes que se preste
    a los

  • Proverbios

    ¿Dices que nada se pierde?
    Si esta copa de cristal
    se me rompe, nunca en ella
    beberé, nunca jamás.
    * * *
    Dices que nada se pierde
    y acaso dices verdad;
    pero todo lo perdemos
    y todo nos perderá.

  • Microscopio electrónico

    Las profundidades de la materia
    son idénticas a las galaxias:
    puntitos de luz
    en la inmensa negrura del vacío.
    Estamos constituidos de estrellas
    en un vasto cosmos de misterio.

  • Guerra en la paz

    II
    Pero ¿quién amenaza,
    Quién es el enemigo universal?
    Sólo se ve la máscara pacífica
    Del protector benéfico.
    Aquí los apostólicos.
    Aquí los siempre fieles al futuro.

    Y si algún cataclismo se fraguase
    por entre los redobles de los truenos
    Sobre nuestras cabezas inocentes...

    ¿Un fatal cataclismo
    Tramado por un Dios tempestuoso?

  • Cálculo de estructuras


    Ya no viene a mi lado esta ciudad,
    no me hace compañía ni tampoco
    me proteje del viento y de la lluvia.
    Aquello que pensaba que aprendíamos
    -cálculo de estructuras, templos griegos-
    cuando la Diagonal cruzaba el campo
    y yo estaba estudiando arquitectura,
    es un oficio de albañiles muertos
    y cimientos de niebla. También ella,
    la cálida muchacha que me amó,
    se ha convertido en la desconocida
    que, contemplo tumbada, en bañador,
    en la fotografía de un jardín.
    Un deseo rebelde late triste,
    y busco el rastro de algún otro amor

  • La luz del cero

    EL terror luminoso de lo abierto sin fondo
    donde las exactitudes no significan nada
    pero abren más el cielo de un cero estupefacto...
    Y uno hace sus solitarios. Y se figura que piensa.

    iOh claridad! No hay justicia pues la razón del hombre
    carece de sentido ante los ciegos
    rayos gamma, modelos, dioses ordenadores
    del sin-orden ni modelo que somos los sin-nombre.

    El vacío fagocito se está comiendo a sí mismo,
    Y eso es la luz, o el espanto,
    o la equívoca sonrisa de las Madres
    y su desesperanto, en tanto, o cuando...

  • El miedo a la muerte. la ciencia, libertadora del hombre (La naturaleza de las cosas)

    Tú mismo ya cualquier día, vencido por las espantosas palabras de los adivinos, procurarás separarte de nosotros. Pues ¡cuántas fantasías en verdad pueden ellos ahora inventarte, capaces de trastornar las normas de tu vida y de perturbar con el miedo todas tus venturas! Y con razón. Pues si los hombres viesen que existe un límite preciso a sus penas, de algún modo podrían hacerle frente a las supersticiones y a las amenazas de los adivinos. Pero ahora no hay ninguna manera de resistir, ninguna posibilidad, porque hay que temer en la muerte penas eternas.

  • Si te perdieras

    Si te perdieras
    entre Júpiter y Urano
    te arrancarías los ojos para no ver el miedo
    del universo entero pendiente de no verte
    pues si te vieran
    las estrellas tendrían conciencia de tragedia
    tendrían conciencia
    comprenderían su lógica ciega
    inventarían la óptica
    el poker
    la ética
    la estética
    y el universo entero se iría a hacer puñet

  • Cancionero 45

    La ciencia construye, es cierto,
    mas no edifica un hogar;
    ha construido una fábrica
    para el bien y para el mal.

    El hogar quiere raíces
    que se puedan trasplantar
    luego del suelo y que al cielo
    llegue su copa a elevar.

    Y no es con cemento armado
    que se pueda edificar
    un hogar que eche raíces
    en la patria celestial.

  • Astronomía

    -Fragmento-

         Y si la tierra no fuera estable gracias a ese equilibrio de
    fuerzas, el sol no conduciría su carro desde el poniente,
    al aparecer las estrellas del cielo, y no volvería nunca al saliente,
    ni la luna, sumergida en el vacío, regiría su marcha, ni el Lucífero
    brillaría en las horas de la mañana, después de haber dado luz
    bajo el nombre de Héspero y de haber recorrido el cielo.
    Ahora bien, puesto que la tierra no está sepultada en lo más profundo,
    sino que permanece suspendida en el centro.