VIEJO MUERE EL CISNE
Las brillantes cualidades de estilista y ensayista de Huxley se muestran aquí en todo su esplendor, pero no se trata solo de ellas. La novela plantea nada menos que el tema de la inmortalidad del hombre, que mediante la prolongación artificial de la vida humana aspira a conseguir el doctor Sigmund Obispo, que en unión de su ayudante, Peter Boone, se reúne con el millonario americano Joseph Panton Stoyte, en su fabulosa mansión de lujo a las afueras de Los Ángeles, que está obsesionado con el viejo tema de la perpetuidad de la existencia. Completan la brillante reunión Jeremy Pordage, un intelectual hondo, incapaz de ver el mundo fuera de los libros, el anciano escritor William Propter, en quien Huxley se desdobla, y una hermosa muchacha, Virginia Maunciple. Asistimos así a la epifanía de un gran ensayista, que no renuncia, insistimos, a los atributos del narrador. Todo se resuelve en un guiño sarcástico, que vuelve humo la vieja utopía, el viejo mito fáustico. Reseña realizada por Miguel García-Posada