Micrografía electrónica de barrido de la gemación del VIH-1 (en verde) de linfocitos cultivados. / CDC/ C. Goldsmith, P. Feorino, E. L. Palmer, W. R. McManus (WIKIMEDIA)
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Una nueva investigación rectifica un estudio anterior sobre el VIH

Una investigación coliderada por el <a href="https://vhir.vallhebron.com/portal1/homepage.asp" title="Vall d'Hebron Instituto de Investigación" alt="Vall d'Hebron Instituto de Investigación" target="_blank">Vall d'Hebron Instituto de Investigación</a>, de Barcelona, ha invalidado una molécula, la CD32, que un trabajo anterior apuntó que podía servir como marcador para identificar las células que forman el reservorio del VIH.

Este trabajo rectifica una publicación en la revista Nature de hace un año, ya que los investigadores han comprobado ahora que las células con CD32 en realidad no tienen virus en estado latente.

La principal arma del VIH, lo que lo hace invencible, de momento, es su capacidad para esconderse dentro del organismo humano. Es lo que se denomina reservorio viral, formado por virus que se introducen dentro de células que permanecen en estado latente y que, debido a su inactividad, no pueden ser detectadas ni destruidas por el sistema inmunitario.

Un estudio liderado por tres centros internacionales, entre ellos el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR, en sus siglas en catalán), que ha contado con la colaboración de investigadores del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, arroja nuevos datos sobre el reservorio. Los otros dos centros que han coliderado este trabajo han sido The Wistar Institute, de Filadelfia, y la Universidad de Pensilvania, ambos en Estados Unidos.

Esta nueva investigación, que se ha publicado en la revista Science Translational Medicine, ha sido realizada en el marco del consorcio internacional BEAT-HIV.

MOLÉCULA CD32 Y EL VIH

La molécula CD32, según esta última investigación, aparece en células activas en las que suele tener lugar la expresión génica del VIH, de manera que si una célula infectada tiene la citada molécula en su membrana significa que está expresando o produciendo virus.

La doctora María José Buzón, líder de la línea de Investigación trasnacional en VIH del grupo de Enfermedades Infecciosas de Vall d’Hebron y una de las autoras que lidera el estudio, ha indicado que "empleando técnicas punteras hemos conseguido determinar que CD32 se encuentra principalmente en células activamente infectadas por el VIH y no en células latentes, como hasta ahora se creía".

"Además, esto lo hemos observado tanto en muestras de sangre como en ganglios linfáticos, uno de los principales escondites del virus", ha añadido.

Por su parte, Javier Martínez-Picado, profesor de investigación ICREA en el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa y profesor de la Universidad de Vic (Barcelona), ha considerado que "de entrada, estas conclusiones pueden parecer malas noticias, pero hay que tener en cuenta que, en ciencia, los resultados negativos tienen un tremendo valor, ya que nos permiten acotar el camino. Saber por dónde no hay que ir significa estar un paso más cerca de la ruta correcta".

La doctora Buzón y el doctor Martínez-Picado forman parte de la treintena de integrantes del consorcio BEAT-HIV, formado por instituciones que trabajan conjuntamente con gobiernos, entidades de la sociedad civil e industria para diseñar inmunoterapias contra el VIH.

ESCONDRIJOS DEL VIH

Uno de los objetivos principales del consorcio es describir todos los posibles escondrijos del virus en el organismo, para diseñar estrategias terapéuticas que lo eliminen. Los tratamientos actuales contra el VIH actúan en las diversas fases de la infección, impidiendo, por ejemplo, su entrada dentro del linfocito T CD4 o la acción de la enzima que permite la formación de nuevos virus.

El sistema inmunitario también actúa contra el VIH, destruyendo las células que generan viriones (partículas víricas morfológicamente completas e infecciosas) y que demuestran, de esta manera, que han sido infectadas. A pesar de todo, el virus consigue mantenerse latente en una pequeña proporción de linfocitos T CD4, aproximadamente uno por millón. Estas células pueden permanecer inactivadas durante meses o incluso años, pero en cuanto despiertan de su latencia el virus comienza a replicar y a expandirse de nuevo por el organismo.

Se ha descrito también que, incluso aunque se tome tratamiento antirretroviral, la existencia del reservorio mantiene al sistema inmunitario en continuo estado de alerta, lo que produce inflamación y perjudica órganos y tejidos.

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