Domingo. Tan agosto que me cuesta imaginar que a veces
me ha dolido literal y metafóricamente el corazón.
Estuve tratando de conciliar la semántica con el verano y
su cerveza adyacente
y la gnoseología con la nostalgia de un país donde a esta
hora el mediodía se echa al mar arrastrando
adolescentes en racimos,
tratando de comprender por qué en la relación con la
lógica de la palabra es donde adquiere su valor
significante la reunión no sintética que actúa en el significado
poético
pero no pude, pese a mis sogas cartesianas:
en el balcón
de la casa de enfrente una muchacha desnuda, hembra
hasta abajo,
se ha puesto a mirar desolándose el vecindario de
chimeneas y de antenas, mástiles sucesivos de un puerto sin
mar donde alguien tomara fotografías despidiéndose,
trata de cerrar las persianas (con la cabeza baja llora rubia
bajo el cabello hasta los hombros)
y puesto que ya pasó el sol, cartero de los domingos por
la tarde, y que nadie recuerda cómo irá a ser de azul el
temblor de la brisa de septiembre,
pienso que anticipa la noche, antojadiza, ambigua entre
la incontinencia y el desánimo,
porque cuando esto sucede a esta hora y ella está ya
desvestida
suele haber adentro un hombre dispuesto a rehacer
unavezmentemás esa historia que más que las otras
comenzó en el Génesis
y a probar cada vez que le sea dable los frutos del bien y
del mal (he visto desde aquí también las piernas y el
tronco del conocimiento)
ya sin temor a la fingida curiosidad del Señor con sus
preguntas,
el mismo que antes de darle mujer al hombre había dicho
del hombre No es bueno que esté solo
(¿y la relación con la lógica de las palabras?),
sin avergonzarse ninguno de los dos de estar desnudos,
más bien orgullosos ambos de la perfección estatuaria de
los cuerpos comunicantes, la permutación de los dos
significantes por un significado,
agradecidos de no estar más en el Paraíso, tan aburrido
como un domingo de tarde en las Galápagos,
pero en tal caso no se llora, a menos que se trate de esa
frecuente cópula disyuntiva (donde adquiere su valor
significante la reunión no sintética)
o que no haya nadie esperando que ella vuelva del balcón
a la cama para envaginarse y nadar en mujer en la
penumbra...