Robots.

Robots. El gran público parece tener claro qué es un robot aunque muy pocos sabrían definirlo diferenciándolo de otros mecanismos automáticos. Hace ya algún tiempo que el término empezó a ser familiar para los lectores de ciencia ficción, pero hoy cualquier niño puede hablar con cierta soltura de los robots, sus aptitudes, su potencial y sus amenazas, aunque, por cierto, bastante lejos de la realidad: en esto el cine nos ha hecho mucho daño.

¿Qué sabemos de robots? de Elena García Armada, investigadora del CSIC y empresaria, es una introducción a los robots sencilla pero ilustrativa, rigurosa pero amena, que resulta esencial para entender qué son realmente los robots, cuáles sus aplicaciones, cuál es el estado de la técnica y cuáles sus posibilidades futuras, huyendo que alarmantes predicciones futuristas que sin duda le van a restar a la autora muchos minutos en los medios de comunicación a los que está tan acostumbrada.

El libro presenta la morfología de un robot como analogía con el cuerpo humano de una forma que resulta ser tremendamente didáctica. Así, identifica los elementos fundamentales del cuerpo humano y busca su reproducción con la tecnología disponible identificando ventajas y limitaciones. Surge de este modo el robot manipulador que imita los movimientos de un brazo humano y que constituye el robot que más beneficios industriales está proporcionando: es el artífice de que la mayoría de nosotros dispongamos de automóvil propio. La autora lo denomina robot industrial tradicional y nos alerta para que no nos olvidemos de su importancia. Sigue el capítulo descriptivo de la anatomía con otro elemento fundamental que determina la locomoción: es el diseño de piernas y patas. Se detallan las diferentes estructuras básicas tanto las inspiradas en sistemas biológicos como las producidas por el ingenio humano. Esto da paso a la presentación de los robots caminantes en sus diferentes facetas: multipatas y bípedos. Sabiendo cómo construir piernas y brazos, el siguiente paso es el robot humanoide, el que más expectación ha despertado siempre, y otros subproductos con un gran interés económico, médico y, sobre todo, humano que se conocen como exosqueletos: armazón robotizado que se adapta al cuerpo de una persona para potenciar sus facultades físicas.

Con una estructura mecánica simulando un miembro o una persona, el siguiente paso es mover los diferentes elementos de forma coordinada para ejercer una función (posicionamiento, desplazamiento, etc.). Se introduce así el sistema neuromuscular. Este capítulo presenta el sistema músculo-esquelético adelantado modelos físicos del comportamiento del músculo humano y como reproducir ese comportamiento con la tecnología actual.

Conociendo cómo producir movimiento nos falta saber hasta dónde. Los humanos lo identificamos a través de nuestro sistema sensorial. Y de nuevo el camino es conocer nuestro sistema para reproducirlo en los robots. Un repaso al sistema sensorial nos permite dividirlo en sistema propioceptivo y sistema exteroceptivo. El primero nos informa del estado interno del sistema. El segundo nos dice cómo se distribuye el entorno en que nos encontramos. De nuevo, por analogía, se van presentando los sensores articulares de posición, par, fuerza, etc., como elementos propioceptivos y los sistemas de visión y tacto como elementos exteroceptivos.

Ya tenemos todos los ingredientes para adentrarnos es una de las facetas más inquietantes de los robots: la inteligencia. Este capítulo concluye con un repaso sobre la clasificación de la inteligencia humana y las capacidades de comunicación para esbozar el estado en que se encuentran nuestros robots en estos aspectos.

Dos secciones más redondean esta excelente introducción a los robots. La primera, en los capítulos iniciales, presenta una historia detallada del desarrollo de la robótica, desde la China clásica hasta la actualidad, donde se refleja el afán del hombre por construir artilugios emulando a la naturaleza, cómo se construyen los primeros robots, cómo se acuña el término robot, y cómo los robots están pasando de las fábricas a otros escenarios cotidianos. La otra sección, que constituye el último capítulo de esta obra, se centra en las inquietudes de los humanos hacía estos artilugios. Se fundamenta en la propia vivencia de la autora bregando con los medios de comunicación y es un excelente alegato de que los robots seguirán siendo nuestros esclavos, como indica el origen de su nombre.

Este libro, como ya hemos adelantado, es una guía elemental para las personas que quieran acercarse al mundo real del estado y posibilidades futuras de los robots. Para aquellos que quieran adentrarse en temas relacionados con su diseño y construcción tendrán que pasar por los modelos cinemáticos y dinámicos, técnicas de control y programación, en los que la autora es una avezada experta. Confiamos que ése sea su siguiente libro. Mientras tanto, invito a disfrutar de esta introducción a los robots llena de anécdotas e historias que configuran una obra seria, rigurosa y a la vez divertida. Como su autora.